Riazor está harto de padecer. De sufrir fiasco tras fiasco en cada partido que el Deportivo juega como local. Ahora cualquier equipo que pase por el coliseo coruñés sabe que se va a llevar premio y con merecimiento. Ayer lo hizo el Extremadura como antes lo había hecho el Rayo Majadahonda hace 15 días. Todos saben que Riazor es una bicoca, el campo de uno de los grandes favoritos de la categoría por no decir el principal, ese era el Deportivo, pero ahora ya no asusta nadie; es más, ya le perdieron el respeto incluso en su propia casa, y eso el aficionado lo nota y lo padece.

Al final del partido buena parte de Riazor gritó "dimisión". Mostró ese hartazgo. El socio valora el trabajo del consejo de administración en el apartado económico y en el social, pero lo que le importa es lo que sucede sobre el verde y desde que comenzó 2019 el Deportivo defrauda una y otra vez. De poco vale pagar deudas anteriores y tener las cuentas saneadas si cada 15 días la gente que acude al recinto deportivo sale cabreada y defraudada. Sobre todo defrauda.

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Riazor, harto: Así vivió la afición el Dépor-Extremadura

El "que se vayan todos" se oía incluso antes del final del partido fuera del estadio. Y, a pesar del cabreo, siempre hay para tratar de poner un momento de cordura, o intentarlo. ¨¿Y quién viene?". Los números consuelan, las circunstancias no cuentan porque, en definitiva, el Deportivo es el tercer equipo con mayor presupuesto y con mayor límite salarial de la categoría. Y eso no está sirviendo para nada, como tampoco el disponer de la mejor plantilla de Segunda División.

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El sábado se cumplieron tres meses desde el último triunfo en casa. Demasiado tiempo sin ganar ante una parroquia entregada que reventó al final. Poco más se le puede pedir a los que van; poco se le puede reprochar a los que se quedan en las cercanías del estadio. "Tengo el carné de preferencia, pero prefiero no entrar", decía un socio en una calle paralela a Manuel Murguía.

Día triste, otro más, para el deportivismo, que se retiró con el consuelo de que el Deportivo Abanca cerró la campaña de Segunda División como campeón invicto tras vencer ayer al Oviedo (4-1) en Abegondo.