Hacia el futuro, hacia el pasado. El presidente que tome posesión el próximo 28 de mayo se encontrará un club muy diferente al que se topó Tino Fernández el 21 de enero de 2014, día en el que accedió al poder y que marcó el fin de la era Lendoiro. En cinco años y cuatro meses el Deportivo es por encima de todo un club vivo y que desea mirar al futuro en muchos de sus departamentos y áreas, pero que ha dado varios pasos atrás en la faceta deportiva, su punto más bajo en casi 30 años. El primer equipo está fuera del play off de ascenso tras dos subidas a la primera en esta década, el Fabril ya firmó su pasaporte a Tercera y la cantera está hecha jirones con gran parte de sus equipos marcando mínimos.

Quedan ya lejos los primeros meses de 2014 con todas las puertas cerradas, sin dinero en caja y con Hacienda amenazando su supervivencia. Llegó el entendimiento con la AEAT, el ya encaminado ascenso y, tres años más tarde, el histórico acuerdo con Abanca para la reestructuración del pago de la deuda. Cambiaba "el mapa" de los desembolsos, como admitía Tino Fernández, y el futuro se veía mejor con 15 años para afrontarlos. Es un salvavidas tras el descenso de 2018, pero con fecha de caducidad. Ahora mismo aún debe 80 millones y el mejor plan de viabilidad sería regresar a Primera División. El periodo de carencia en los pagos por la caída llegará a 2020. Respira, no tendrá oxígeno eternamente.

Durante este tiempo ha querido mirar al frente, pero los fracasos deportivos han sido sus férreos grilletes. De manera paralela, se ha convertido también en un club que ha modernizado su funcionamiento, que ha diversificado su actividad con la creación del equipo femenino, el conjunto Genuine y el patrocinio del Liceo y que realiza una intensa labor de recuperación de su historia y de Responsabilidad Social Corporativa. Aunque fue una obra asumida por el Concello de A Coruña, el nuevo consejo se encontrará también un remozado Riazor tras reestablecer las relaciones con María Pita.

Lo único que puede variar en este mes de interinidad de los actuales rectores es lo que ocurra sobre el césped porque durante este tiempo apurará sus debilitadas opciones de subir a Primera. Una carrera en la que ha perdido muchos cuerpos, pero que aún no ha terminado. Un final abierto.