Desde el 10 de febrero no sumaba el Deportivo los tres puntos en el campo. 75 largos días de decepciones, una detrás de otra en una racha negativa de nueve partidos sin ganar que enterró las opciones de ascenso directo e hizo peligrar, muy seriamente, una plaza en la promoción. Ahora el equipo coruñés vuelve a soñar con subir a Primera, vía play off, gracias a un triunfo que supone un balón de oxígeno a nivel clasificatorio y, sobre todo, en cuanto a la moral y la confianza de un grupo de futbolistas cabizbajos en los últimos meses.

En Los Pajaritos saborearon su primera victoria desde aquella visita a Granada de la jornada 25. El solitario gol de Quique González en el Nuevo Los Cármenes decidió aquel encuentro y situó al Dépor en disposición de consolidarse en la zona de ascenso directo, el objetivo con el que comenzó la temporada. Sin embargo, desde aquel desplazamiento al feudo andaluz el equipo blanquiazul cayó en picado hasta perderse en un agujero negro de ansiedad, bajo rendimiento y malos resultados. Dos meses y medio sin ganar. Hasta ayer en Soria, donde se reencontró con esa añorada sensación de derrotar a un rival y embolsarse los tres puntos.

Atrás quedan los nueve encuentros consecutivos sin conocer la victoria que siguieron a aquel triunfo en el campo del Granada. La cuesta abajo permanente empezó en Riazor frente al Nàstic de Tarragona, que acabó empatando (1-1) e incluso pudo llevarse los tres puntos del feudo blanquiazul. Un empate que sumó muy poco, igual que los obtenidos frente al Málaga (0-0), Alcorcón (2-2), Almería (0-0) y Oviedo (1-1). Cinco igualadas recientes que, unidas a las derrotas contra Las Palmas (0-1), Rayo Majadahonda (0-2), Osasuna (2-1) y Extremadura (1-2), alejaron al Deportivo de la zona noble de la clasificación.

Con el resultado de ayer el Deportivo se sitúa a un punto de Málaga y Mallorca, que esta tarde se enfrentan en La Rosaleda. Andaluces y baleares son los que marcan la frontera con los puestos de promoción de ascenso. La de anoche fue, además, la primera victoria de José Luis Martí al frente del Deportivo en el día del debut de Íñigo López, uno de los tres fichajes invernales del conjunto blanquiazul.