El Deportivo vuelve esta tarde a Riazor para enfrentarse a un rival directo en la pelea por las posiciones de play off y lo que de antemano se presentaría para cualquiera como una ventaja no está tan claro en el caso de los blanquiazules. Y es que, después de dos victorias consecutivas a domicilio y de encadenar siete partidos sin ganar como local, lo de jugar en su estadio no es sinónimo de favoritismo para el conjunto de José Luis Martí. Ante el Cádiz esta tarde, sin embargo, no le vale otro resultado que no sea una victoria que se le resiste ante sus aficionados desde hace más de tres meses. Ganar le permitiría superar a un rival directo en la tabla y afianzarse en las posiciones de promoción. Para lograrlo, no obstante, probablemente necesite algo más de lo que ha mostrado en los compromisos más recientes

En Riazor tendrá que exponerse más de lo que lo hizo en Soria y Zaragoza, donde expuso una versión simplista y práctica. El método de supervivencia de esos partidos no le servirá esta tarde contra un Cádiz especialista en ceder la iniciativa al rival para castigar sus errores. El Deportivo tendrá que ser protagonista y los precedentes en ese sentido no son esperanzadores con Martí al mando. El experimento contra el Extremadura, con Vítor Silva en la mediapunta, se saldó con un fiasco y lo más probable es que esta tarde mantenga el planteamiento que ha empleado en las dos últimas jornadas.

A pesar de que en la alineación junta a Cartabia, Borja Valle, Quique González y Carlos Fernández, el Deportivo ha mostrado dificultades para fabricar oportunidades. No las ha tenido porque no gobierna los partidos ni encuentra la continuidad necesaria. Con esas incógnitas recibirá a un Cádiz al que no le importa ceder la pelota a los rivales. Está por ver de qué manera se adapta a esa circunstancia el conjunto de Martí, que además de tres puntos pondrá en juego la mitad de sus opciones de disputar el play off.