Llegó la segunda derrota a domicilio en esta segunda vuelta y llegó en el Anxo Carro, en un partido de necesidades en el que el equipo local superó a los deportivistas por un solitario gol anotado en la segunda parte. Tenía el Deportivo la oportunidad de meterse en puestos de promoción en caso de vencer, sabía de antemano que el Cádiz había empatado en el Ramón de Carranza ante Osasuna y que con los tres puntos volvería a ocupar la sexta plaza. Ni así.

El equipo coruñés solo había cedido una derrota a domicilio en esta segunda vuelta, había perdido en El Sadar ante el líder y después de haberse adelantado en el marcador; ayer, en el peor momento, volvió a caer a domicilio, donde se había hecho fuerte precisamente a lo largo de la segunda parte del campeonato. De hecho venía de imponerse de forma consecutiva en sus visitas al Zaragoza y al Numancia.

Y fue el Lugo, un equipo que trata de evitar el descenso el que le puso casi la puntilla a los blanquiazules, como ya había hecho en la primera vuelta en Riazor, donde empató sin goles a pesar de acabar con nueve futbolistas, y como habían hecho antes otros equipos de la parte baja de la tabla, pero todos habían hecho daño en el coliseo coruñés. Fuera, el Deportivo se mostraba potente, es el segundo equipo con más puntos, pero ayer falló otra vez y lo hizo cerca de casa.

A falta de tres partidos, los deportivistas ya no dependen de sí mismos. Tiene al Cádiz con dos puntos de ventaja, más el golaverage, y al Málaga a cuatro puntos y al Mallorca a seis. Ganar a los bermellones era una necesidad, ahora puede resultar incluso insuficiente. Todo por los continuos errores de un equipo fabricado para ascender. Ayer todavía tiene la coartada de que el árbitro les anuló un gol legal y que existió un posible penalti por mano en el área del Lugo; argumentos que pierden validez cuando los futbolistas apenas acumularon méritos para hacerse acreedores a la victoria.