Antes de convertirse en una cara familiar para el deportivismo, Paco ZasPaco Zas (A Coruña, 1961) ya era una personalidad conocida en el círculo empresarial y futbolístico de la ciudad. Criado en la cantera del Orillamar junto a su hermano Richard, militó también en las categorías inferiores del Deportivo, en las que pasó por los equipos infantil, juvenil y el Fabril, e incluso llegó a debutar en el primer equipo blanquiazul. Tras su salida del club blanquiazul, jugó en el Calvo Sotelo de Puertollano con el que ascendió a Segunda División, y posteriormente en el Linares.

Un hombre de cantera, tanto del fútbol modesto coruñés como de la del Deportivo, lució como líbero de una defensa de cuatro, tal como se jugaba en aquella época, en su época en activo. Jugador de calidad y no exento de mala leche, como le corresponde a cualquier hombre que era el último responsable de guardar su portería antes del propio guardameta. Un futbolista defensor con mirada de creador.

Tras su abandono de la práctica activa del fútbol, orientó su futuro hacia el ámbito ejecutivo. Como director general de la constructora Coinasa mantuvo vínculos con el deporte a través de los patrocinios del Liceo y el Loureiro de fútbol sala antes de dar el paso que marcaría su trayectoria más reciente.

Fue a finales de 2013, con el club sumido en el concurso de acreedores más grande del fútbol español, cuando Zas se postuló como el posible sucesor de Augusto César Lendoiro. La crisis institucional y deportiva en la que se encontraba sumido el equipo por aquel entonces después de dos descensos en tres años acorralaron al expresidente y le colocaron en una posición incómoda frente a aquellos que reclamaban un relevo en la entidad.

Paco Zas fue el primero en dar el paso y presentarse como alternativa frente a un Lendoiro que aspiraba a la reelección. Eso fue antes incluso de que el nombre de Tino Fernández sonara siquiera entre los aspirantes. El nuevo presidente deportivista intentó incluso forzar la celebración de las elecciones reuniendo el 5% del capital social que establecen los estatutos para forzar la celebración de la junta extraordinaria. Con ese objetivo se alió después con Tino, pero acabó desistiendo de convertirse en el mandatario del club cuando se hizo evidente que su predecesor encabezaba la candidatura con más probabilidades de éxito.

Zas plantó entonces la semilla de la que sería su segunda intentona, aunque no se imaginaba que llegaría poco más de cinco años después de la primera. De la sorpresa inicial que supuso la renuncia en bloque de Tino Fernández y sus consejeros, el nuevo presidente pasó a evaluar las posibilidades que tenía de convertirse en su sucesor. Al principio amagó con dejar pasar la oportunidad debido a sus compromisos personales y profesionales, pero terminó dando de nuevo el paso.

En esta ocasión no fue el primero, pero se postuló como una alternativa en la que muchos han visto una línea continuista con respecto a la gestión de Tino. Zas no ha ahorrado piropos hacia la gestión financiera e institucional de los últimos cinco años, pero se ha desmarcado de sus decisiones deportivas. A pesar de ello, se ha mostrado partidario de mantener al actual director deportivo, Carmelo del Pozo, en su puesto.

El recién elegido mandatario blanquiazul, sin embargo, no ha profundizado demasiado en su proyecto porque la suya ha sido la candidatura que menos se ha expuesto durante el tiempo que se ha mantenido abierta la carrera electoral. Quizá consciente de que tenía más que perder que ganar, Paco Zas se ha mantenido en segundo plano recabando los apoyos que finalmente le han colocado en la presidencia.

Su tarea ahora será mantener el rigor económico que ha caracterizado a la etapa de Tino Fernández y reorientar una política deportiva errática en los últimos años. El desafío es mayúsculo ante un horizonte inmediato poco esperanzador por la situación del equipo y las obligaciones financieras adquiridas. Porque como él mismo manifestó en este diario el Deportivo continúa siendo un "caramelo", pero con 80 millones de euros de deuda todavía por pagar.