Francisco Martínez Zas (A Coruña, 1961) disfruta de sus primeras horas en el cargo entre una vorágine de reuniones, una inevitable exposición mediática y la falta de horas de sueño. El presidente del Dépor desgrana las líneas maestras de su proyecto.

¿Cómo han sido las primeras horas como presidente?

Bastante estresantes, aunque también bonitas, porque saludas y conoces a todas las plantillas del club. Mañana (por hoy) veré a los chicos del Genuine.

¿Ser presidente del Dépor era como imaginaba?

Es demasiado pronto para hacerme una idea. Hasta ahora han sido, sobre todo, cuestiones protocolarias. Ya nos hemos metido en faena, no al cien por cien.

¿El cargo es todavía como esos trajes que siguen tirando?

No, también estoy disfrutando estos días, porque me encanta el fútbol y estar en contacto con los jugadores. Entrar en un vestuario es algo que ya echaba de menos.

Pero lo justo, ¿no?

Sí. Una vez cuando te presentas y otra cuando te marchas.

Se le ve aún cohibido

La exposición mediática cansa. Muchos actos, he dormido poco.

¿Cúanto cree que tardarán en ver al verdadero Paco Zas?

No mucho, porque no me muestro muy diferente a lo que soy. Simplemente lo que tendrá que evaluar la gente es mi gestión.

Es casi un deportivista de cuna que llegó al primer equipo y ahora a la presidencia. Solo le falta ser entrenador...

He hecho de todo, hasta fui recogepelotas.

¿Cómo era el Zas futbolista?

Yo jugaba en un puesto que ya no existe en el fútbol que es el de líbero y ahí se requería cierta técnica para sacar el balón y cierta contundencia al defender.

¿Pretende trasladar algo de todo eso a su gestión?

Sí. Lo que más me gusta es el trabajo directo con la gente, en equipo, el poder organizar, tomar decisiones, también con el grupo, con el resto de consejeros.

Más allá de lo deportivo, ¿qué hay que cambiar?

Se debe dar un concepto de club estable en lo deportivo y me gustaría tener un entrenador que durase cuatro o cinco años, esa es la clave para poder crecer. Debe haber una conexión evidente entre el secretario técnico y el técnico. No puede pedir una silla y que le traigan una mesa. Esas cuestiones son fundamentales. Que el entrenador esté implicado en el trabajo, en la labor de cantera, que tenga fluidez con el Fabril y los juveniles. Eso es lo que pretendemos cambiar, que haya un contacto total, que no sean compartimentos estancos un equipo y otro.

¿Se arrepiente de alguna parte del discurso de la junta?

Fue una sensación agridulce. Llevábamos preparado uno de candidato, no de ganador, y quizás me emocioné más de la cuenta y eso hizo que cometiese un error. Pido perdón, no solo a esa persona, sino también a todos los accionistas. Fue una equivocación puntual que no se va a volver a producir y también pido que se comprenda el momento. Quizás no supe controlarlo.

¿Le empañó la noche?

No. La ilusión no me la quitó, pero debí mantener las formas.

En la junta mencionó dos palabras que parecen malditas "mochila" y "deuda". ¿Esperaba esa reacción?

Pues yo creo que el sitio adecuado para hablar de la situación del club es la asamblea, que es donde reside la soberanía. Lo que dije, dicho está. Y a partir de ahora tenemos que trabajar, mirar hacia adelante y ofrecer lo mejor que podamos a la afición.

¿Qué parte de culpa tiene Tino Fernández en su triunfo?

Evidentemente le debo que su voto favorable vino a mi candidatura, pero es un tema que quiero zanjar, porque la asamblea es soberana, votan los accionistas y hay que acatarlo.

Hay quien cree que no tendrá independencia. ¿Qué les dice?

Son comentarios inherentes al cargo. Pueden estar seguros y la gente que me conoce sabe cómo soy, sabe que mi equipo y yo tomaremos nuestras propias decisiones. Con toda la información posible, pero serán nuestras.

¿Le da vértigo esa cara B que comentó Fernández del cargo con amenazas, presiones...?

Tino tomó decisiones muy difíciles en estos cinco años y es inevitable que generen controversia. Yo si de algo puedo presumir es que no voy a generar controversia, lo que busco es que exista la mayor tranquilidad posible.

El expresidente Lendoiro también fue protagonista. ¿Cuál es su relación con él?

Lendoiro es un mito del deportivismo a la altura de Mauro, Bebeto o Luis Suárez. Ha trascendido a lo que es el deportivismo, nadie lo puede negar. Está usted hablando con alguien que besaba por donde él pasaba, como hicimos la mayoría. Lo que hice en la junta fue exponer la situación del club, pero en ningún momento le falté al respeto ni emití valoración de unos hechos, porque no soy quien. Para mí es un expresidente con el que espero tener una buena relación, igual que espero tenerla con Tino Fernández.

Desde hace algunas semanas ha vuelto incluso al palco. ¿Pretende que se mantenga?

Claro. Fueron días de locos, pero lo llamaré como expresidente y hablaré también con Tino. Cualquier comentario o consejo lo acepto de buen grado, que me explique cómo renovaba a Irureta año a año. En eso fue un verdadero maestro y enseñó a mucha gente. No pueden pensar que estoy en contra de lo bueno, es ridículo.

Las elecciones le dieron la oportunidad de hacer campaña y hablar con el accionista. ¿Qué le pedía que cambiase?

La cuestión principal, en la que tomé riesgo, es en la decisión firme de la continuidad de Carmelo y ahí había gente a favor, otra en contra lógicamente, porque el fútbol es así. Pero lo he argumentado convenientemente con ese mensaje de estabilidad, de que Carmelo tiene dos años y tampoco podemos entrar tirando el dinero.

Pero su continuidad va más allá de la continuidad por la continuidad y el ahorro, ¿no?

En el fútbol sabemos que disparar con pólvora ajena es fácil, en mi caso no es así. Lo mantengo con el convencimiento de que es lo mejor, sin duda de ningún tipo. Tiene un trabajo ya realizado. Si analizamos cuando llega, tiene que despedir a una plantilla entera con contratos de todo tipo y debe además contratar a un equipo nuevo y no es nada fácil. Esa tarea de base está hecha y él conoce sus aciertos y sus errores y le va facilitar el trabajo para el año que viene. Dos días de trabajo con él me han reafirmado.

¿Reforzará a Carmelo con alguien de confianza?

Todo lo que se haga en el club se hará de su mano. Tiene un trabajo hecho, una estructuración de club bastante amplia, con la que estoy de acuerdo en la gran mayoría de las cosas. Es una persona de ideas firmes, muy convincente y lo es porque tiene el trabajo hecho y lo demuestra; eso para comenzar una relación es fantástico.

¿Tendrán parcelas definidas los consejeros?

En principio, Alberto Méndez estará más vigilante, no interviniente, en la cantera, del Fabril hacia abajo. Jesús Chapela, por sus condiciones naturales y lo hablador que es, estará encargado de relaciones institucionales, accionistas, peñas, etc. Y el resto de componentes van a tener una transversalidad desde temas económicos, financieros...

¿Comandará también Carmelo el cambio en la cantera?

Tiene un trabajo hecho y una idea de estructuración que se acomoda bastante a lo que yo pensaba, pero tiene que haber coordinación. Hay que tratar que en todos los puestos haya gente con ilusión y ambición, que los chavales sean procedentes de toda Galicia, crearla no solo en A Coruña. Es importante, esa es la filosofía.

¿Cómo se logra más allá de los mensajes inequívocos?

Trabajamos para que las mejores promesas de Galicia se queden en el Dépor, para que no tengamos fugas hacia otros equipos de la comunidad o hacia otros más grandes. Hay que tratar de controlar primero lo de aquí, que no significa dar preferencia. Es que si no controlamos lo de aquí, malamente vamos a dominar lo de fuera.

¿Cree que ya no hay esa raíz?

Sí, se perdió el arraigo, la identidad de canterano, porque me parece excesivo el número de jugadores que hay de fuera de la comunidad. Trataremos de aprovechar al máximo la cantera gallega y al máximo lo que haya fuera. Los jóvenes de aquí tienen que ver que en el Dépor tienen oportunidades, así pelearán por quedarse.

¿Seguirá Albert Gil?

No se trata de personas, sino de organización de trabajos. Hay que crear los puestos y ver la persona que es capaz. Y Albert Gil fue hasta ahora una persona capaz.

¿Cómo está Íñigo?

Salió bajo fianza. Es jugador que vamos a defender hasta las últimas consecuencias y hasta que la justicia puede determinar lo que ha pasado. Nuestra obligación es intentar protegerlo, mientras esté con nosotros, y los temas judiciales ya no los podemos controlar.

¿Qué vio al entrar en el vestuario de Abegondo?

Concentración total. A veces visitas un vestuario y es una coña marinera, pero me transmitieron mucha tranquilidad y confianza.

¿Seguirán Pablo Pereiro y Manu Sánchez en el femenino?

Claro. Es un equipo independiente en el club unido a la dirección técnica. Han funcionado de maravilla, no nos gustaría tocarlo.

Si el masculino no asciende, ¿puede condicionar la aventura del femenino en Primera?

La idea es seguir creciendo, lógicamente tendremos que buscar recursos de cualquier manera y una mayor profesionalización del club en ese aspecto. Eso, sin duda, lo vamos a hacer.

¿Le preocupan los pagos del préstamo si no se sube?

Hay que pagarlo todos los años. Más o menos se mantiene en la misma línea y cambia al final. No influye si el Deportivo está en una categoría u otra.