El Dépor gana y se regenera. Todo se percibe en los últimos tiempos con un punto terapéutico en este equipo. El plácido y reconfortante triunfo ante el Córdoba le da la sexta plaza y le mete en play off de ascenso, donde se encontrará con el Málaga de Víctor Sánchez del Amo. Más allá de la victoria y el pasaporte para soñar, le sirve sobre todo para darse un respiro, para volver a creer, para recuperarse y para rearmarse y cerrar filas ante la próxima batalla. La sensación es que le sigue faltando un punto de nivel al equipo para ascender y enfrente tendrá quizás al rival más en forma y a un técnico que no deja a nadie indiferente. Pero sigue vivo y que nadie lo subestime; lo peor que se ha podido hacer toda la vida con este club.

Quique quedaba como bala en la recámara en el inicio del partido. Jugar en casa ante el colista y depender de sí mismo daba alguna mínima licencia a Martí y una de ellas era reservar a su goleador. Los once de Elche eran también los elegidos ante el Córdoba. Riazor creía por fin en el play off después de ser reacio en los últimos meses, dadas las sensaciones que transmitía su grupo. Ese aliento, ese empuje fue el que hizo que el equipo coruñés saliese enchufado. Los primeros minutos y casi toda la primera parte fueron un rosario de saques de esquina desaprovechados y de ocasiones. La falta de gol tornaba ya casi en maleficio. Los rebotes se aliaban con los visitantes y mantenían viva la llama de Cádiz y Oviedo.

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La afición disfrutó con el acceso a play off

No estuvo de mera comparsa el Córdoba en el primer acto. Tras superar con pericia y suerte las primeras acometidas, decidió que por fin podía permitirse algún exceso. Un visitante en fiesta ajena que no le hacía ascos a colarse y chafarla. Piovaccari, Alfaro, Javi Lara y Bodiger se animaban cada vez más a descolgarse. El delantero italiano y el extremo ex del Sevilla conectaban de maravilla, Riazor lo vivía entre el susto y la impaciencia.

Todo mientras seguían sucediéndose las ocasiones a favor del Dépor. Borja Valle fue con diferencia el mejor en ese tramo de partido. Inteligente, entendió lo que requería el duelo. Sus desmarques en profundidad por la banda izquierda generaron las más claras y mejores oportunidades. Fallaron Pedro, Carlos, Fede... Casi todo el frente de ataque tuvo la suya, los defensas también. Cuando ya agonizaban los primeros 45 minutos el fútbol fue, por fin justo, con el mejor equipo, con el mejor futbolista sobre el terreno de juego. La segunda jugada del saque de esquina y el centro tenso de Saúl habilitaron al berciano. Gol al filo del descanso. Riazor estallaba. Lo merecía, su equipo también.

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Fiesta final sobre el césped ante el Córdoba

Se alivió el Dépor y temperó las ideas en el paso por los vestuarios. El descanso le servía para respirar y para calibrar cómo debía salir de nuevo al campo. Entre la determinación en la búsqueda del segundo gol y las precauciones lógicas por su posición de comodidad en la sexta plaza, se vio un buen Dépor, asentado, sin perder de vista la portería contraria. No tuvo que esperar mucho la hinchada para soltar músculo. Pedro se asomó a la frontal del Córdoba y clavó el segundo en la red de Abad con un gran disparo con el exterior. 2-0. Fue el momento culmen de su gran partido. Había estado punzante arriba, resolutivo y colaborativo en las ayudas y encima lograba el tanto del alivio. Todo se volvía color blanquiazul para el equipo y para la grada que no recibía malas noticias ni de Gijón ni de Pamplona. Solo le faltaba otra alegría del Extremadura de Manu Mosquera, pero eso ya era más difícil.

Pedro Sánchez y Borja Valle no cejaron en su empeño de conseguir el tercero, pero Martí, los jugadores y todo Riazor ya habían activado el modo play off. El técnico reservó a Fede y a Carlos, también sustituyó al segundo de los goleadores, que se marchó mientras la grada le despedía en pie. No dejó de creer, de trabajar en toda la temporada, está en forma. Será titular en play off.

Riazor celebró de manera plácida la conquista, mientras se preparaba para lo que viene, ya el miércoles. El equipo de Martí desliza en los últimos partidos una tenue mejoría que tendrá ahora un verdadero test de estrés. La grada está preparada, quiere quemar de nuevo el meigallo 28 años después. ¿Tocará escribir otra línea de oro en la historia blanquiazul?

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El Dépor le gana 2-0 al Córdoba