El San Juan fue menos anoche tras la goleada encajada por el Deportivo En Son Moix frente al Mallorca (3-0), una dolorosa derrota que deja a los blanquiazules un año máas en Segunda después de viajar a la capital balear con dos goles de ventaja, tras el triunfo logrado el pasado jueves en Riazor (2-0). El deportivismo rehúye las celebraciones previas, por experiencia, pero de alguna forma estaba saboreando el regreso a la elite antes de que comenzase el partido.

Por eso se precibía un doble foco en A Coruña desde primera hora de la mañana. Por una parte, apuntando hacia los preparativos de la noche de San Juan; y al mismo tiempo, orientado hacia Palma para vivir con tensión las horas previas al trascendental encuentro de Son Moix. Tanto en el paseo marítimo como en las playas hubo muchos coruñeses que se vistieron de blanquiazul, con la camiseta de su equipo, para esta jornada tan especial. En juego estaba nada más y nada menos que un ascenso, la posibilidad de regresar a Primera al año siguiente de perder la categoría, así que mientras duró el partido los bares se llenaron de aficionados y las playas estuvieron menos concurridas de lo habitual. Valía la pena hacer un paréntesis en el San Juan para seguir por la tele el cierre de campaña del Deportivo.

Todos ilusionados, todos con un nerviosismo especial y rebosantes de ganas para que el posible ascenso del equipo blanquiazul a Primera prendiera aún más lume a la noche más encendida del año en A Coruña. Esa lumeirada se fue apagando poco a poco en el interior de los locales de hostelería, repletos de blanquiazul para seguir en directo un encuentro que acabó pendiente de un gol y con sufrimiento.