El entrenador deportivista, José Luis Martí, vivió ayer en Mallorca, su ciudad natal, uno de los partidos que quedarán grabados para siempre en su carrera deportiva por la derrota encajada por la escuadra coruñesa. "No hemos sido capaces de tener el balón y estuvimos demasiado atrás", dijo, cariacontecido, a la conclusión de un partido en el que el conjunto blanquiazul cayó por un contundente 3-0 tras desperdiciar una ventaja inicial de 2-0.

El técnico blanquiazul, que dispuso una alineación sin Carlos Fernández ni Fede Cartabia, comentó que el Deportivo "salió mejor al campo que el rival" y se quejó de que el árbitro no señalara un penalti cometido a Borja Valle y también de un "medio gol anulado" al equipo coruñés.

Martí admitió que era consciente "de que teníamos que hacer un gol" en Son Moix porque el Mallorca "es un rival que te somete". Pero confesó que el conjunto blanquiazul careció de llegada. "No generamos muchas ocasiones, y las que generamos fueron al final", manifestó antes de recordar un disparo durísimo de Quique y el cabezazo de Pablo Marí que, solo ante la meta rival, pudo haber sellado el ascenso en el último suspiro del encuentro disputado en Mallorca.

El destino quiso que Martí, ex jugador de la escuadra balear, viviera el último partido de la promoción de ascenso ante la afición del equipo en que se formó como futbolista. Ya en el primer encuentro, el disputado en Riazor hace una semana, el técnico admitió que en este tipo de situaciones resulta fundamental abstraerse de las emociones. Las emociones pertenecen al alma de los futbolistas, de ahí sus palabras finales dirigidas a la plantilla. "Son unos jugadores espectaculares, valientes y ambiciosos y se han quedado sin premio que merecián", manifestó el entrenador.

El de ayer también era choque especial para el técnico blanquiazul. En primer lugar, porque hace dos años disputó la final del play off de ascenso con el Tenerife, pero el Getafe impidió que el cuadro insular regresara a la élite. Y en segundo porque hace dos meses se hizo cargo de de un Deportivo en caída libre al sustituir a Natxo González. Pero a la sucesión de derrotas del equipo le sobrevino una crisis institucional con la dimisión del anterior presidente, Tino Fernández, y la posterior elección del actual, Pazo Zas. La combinación de ambos trances „el futbolístico y el directivo„ constituyen la tormenta perfecta para cualquier club, una situación que Martí supo revertir hasta ayer. "No sé qué va a pasar conmigo en el futuro", comentó el preparador, que en abril firmó hasta final de temporada y ahora duda sobre su continuidad.