Alejandro Arribas (Madrid, 1989) regresa a Riazor el domingo con el Oviedo, su nuevo club en España tras un paréntesis de año y medio en el Pumas mexicano. Será para él un encuentro "especial" y a la vez "raro" por volver al estadio que decidió abandonar en diciembre de 2017 para emprender la aventura azteca.

¿Por qué rescindió en junio con Pumas?

Ellos querían traer otro futbolista porque en el último torneo había jugado poco por una lesión, y consideraban que mi salida era buena. Yo también lo consideraba. Mi familia y yo ya nos queríamos ir y volver a España. Cuando estás lejos de casa, siempre se echa de menos. Al final las dos partes llegamos a un buen acuerdo para los dos y hemos vuelto a casa, que era lo que realmente queríamos, sobre todo mi familia.

¿Por qué elige el Oviedo?

Lo elijo porque el entrenador (Sergio Egea) es quien me fichó para Pumas en su momento. Confió en mí para ir a México y ahora para venir a Oviedo. Me conoce y sabe lo que le puedo dar a este equipo. El dinero, obviamente, no lo es todo en el fútbol y en la vida. Lo más importante es que la gente te de su confianza desde el primer momento.

¿Qué se ha encontrado en la capital asturiana?

Me he encontrado una ciudad muy acogedora, que vive mucho el fútbol y que apoya mucho al equipo. Toda la ciudad está pendiente. Me he encontrado un club que quiere crecer e intentar estar lo más arriba posible.

Jugó en Primera con Rayo, Osasuna, Sevilla y Dépor. ¿La Segunda es un paso atrás?

Cuando vuelves de México la gente no sabe cómo vuelves y a lo mejor no confía en ti. En México jugué todos los partidos que estuve disponible. El equipo conmigo lo ha hecho bien y los resultados están ahí. Vengo aquí a demostrar que tengo un gran nivel, como he demostrado ya, y seguir. Vengo donde confían en mí para poder demostrarlo.

¿Esperaba tener ofertas de Primera?

Obviamente, todo el mundo quiere jugar en las máximas categorías. No confiaron en mí como confió el Oviedo desde el primer momento. Estoy encantado y quiero hacer una gran temporada.

Lleva tiempo sin competir, ¿está para jugar el domingo?

El amistoso del sábado (contra el Alavés) fue mi primer partido después de cuatro meses sin jugar. Aún tengo que ponerme en forma de competición y ya es decisión del entrenador si me pone o no. Yo estoy preparado para afrontar los partidos.

¿Qué recibimiento espera en Riazor?

Es un gran estadio, con una gran afición. Espero que apoyen a su equipo. Me toca estar en el rival. Yo estuve dos años y medio muy buenos en A Coruña, con mi familia muy contenta, pero por circunstancias salimos de allí. Guardo buena imagen y tengo muchos amigos en A Coruña. Estoy encantado de poder pisar Riazor de nuevo.

¿Le resultará extraño?

Es el último estadio donde jugué en España y es raro enfrentarte a un equipo en el que has estado. Es raro tener a los compañeros y al estadio de rivales, pero al final ya he jugado muchos años y no es nuevo para mí. Es agradable volver a esos campos, y más a Riazor. Será un día especial, pero ya lo viví más veces.

¿Por qué pasó de jugar mucho en sus dos primeros años en el Deportivo a no contar nada?

En el último año mío en el Dépor trajeron a Fabian Schär y Pepe Mel confió en él y me quitó a mí. Luego a Mel no le fue bien y fue destituido. Llegó Cristóbal, que no confió en mí. Gracias a eso pude ir a México, vivir una experiencia increíble, bonita y disfrutar. He vivido grandes momentos en Pumas. No me arrepiento para nada de haberme ido a México. He vivido otro futbol distinto, que la gente a lo mejor se cree que es inferior, pero hay seis o siete equipos que son muy buenos. Las cosas pasan por algo y no jugar en el Dépor me facilitó ir a México. Ya me costó salir en su día, porque el presidente Tino (Fernández) no me lo puso fácil, porque quería que me quedase, pero al final como veía que no entraba en los planes no tuvo más remedio que dejarme ir, que era mi deseo. Es una experiencia bonita que he vivido gracias a eso.

¿Su fuerte carácter le perjudicó en el Dépor?

Yo creo que no. Mi carácter, ser un tío ganador y no dejarme pisar me ha llevado a Primera durante muchos años. Al final es el carácter que tengo y no me arrepiento para nada. Estoy muy contento de cómo soy, de cómo he hecho las cosas, y eso es lo que me ha llevado a no sé si se puede decir triunfar, aunque para mí es un triunfo estar tantos años en la elite y vivir de lo que uno más quiere, que es el fútbol.

¿Por qué cree que lo recuerda más la gente en A Coruña, por lo que ofreció en el campo con el Dépor o por sus incidentes con Luisinho o Andone?

Ojalá me recuerden por lo que he dejado en el campo. Siempre que he jugado he dado el máximo y siempre me he ido con la cabeza bien alta. Nada más llegar tuve el incidente con Luisinho. La gente se cree que si un jugador como Luisinho tiene diez incidentes seguidos, pues es culpa del otro y no de él. Pero bueno, al final si un jugador tiene diez incidentes seguidos es por algo. Yo espero que me recuerden por lo que hice en el campo y no por esos incidentes, que al final en todos los sitios hay, y más cuando un jugador es reincidente y es problema suyo, no mío. Ojalá me recuerden de la otra manera.

¿Su recuerdo de esa etapa de blanquiazul es bueno?

Sí. Tengo amigos en A Coruña y estuve muy a gusto. Siempre quiero ganar y voy al 100%, eso me hace dejar todo en cada partido. Yo me voy con la cabeza bien alta. Me pueden reprochar que haya jugado bien o mal, pero nunca que no lo haya dejado todo.

¿Es este un Deportivo menos potente que el del año pasado?

En Segunda no siempre sube el que más dinero tiene. Este año el Dépor bajó el presupuesto y en teoría tiene menos potencial pero ya sabemos que eso no significa nada en Segunda. El papel dice una cosa y luego el campo puede decir otra diferente.

¿Qué rival se va a encontrar su exequipo el domingo?

Se va a encontrar un equipo que va a ir a por todas, a ganar y a ponérselo difícil a uno de los mejores rivales de Segunda en su casa. Eso es lo que buscamos, competir bien y, sobre todo, ganar. Queremos hacer un gran equipo y un gran año.

¿Tan bueno como para pelear por el ascenso?

En la Segunda hay diez equipos muy igualados. Sobre el papel a lo mejor alguno destaca sobre otro, pero luego sube el más inesperado. Nunca se sabe. Está todo muy igualado y por pequeños detalles y por el equipo que haga cada uno se va a ir poniendo a cada uno en su sitio.