La justicia arbitral aterriza en la categoría de plata del fútbol español con un año de retraso. Se acabaron las protestas por supuestos robos en los partidos de la Liga SmartBank. Riazor estrena el VAR (Árbitro asistente de vídeo, en sus siglas en inglés). Ya no habrá que echar mano de la calculadora para hacer pucheros en cuanto a puntos perdidos por el camino como consecuencia de errores arbitrales. Con la tecnología, ese centímetro de más que provoca el fallo humano va a desaparecer de los 22 estadios de la categoría.

A partir de esta temporada en Segunda, en la que está inmerso el Deportivo, si usted, aficionado al fútbol, ve que el hombre de negro se echa mano a la oreja para detener el transcurso del partido no debe extrañarse. No está sintonizando ninguna emisora radiofónica, simplemente es la señal que tiene que realizar para indicar que está en comunicación con el árbitro al mando del VAR. Y ya si acude hasta la línea divisoria entre los banquillos para visualizar un monitor tampoco piense que va a ver su serie favorita. En ese momento estará revisando la jugada polémica que le hayan advertido desde la sala VOR (Habitación de operaciones de vídeo).

¿Pero cuáles son esas jugadas que puede revisar en la pantalla? He ahí la cuestión que parece permanecer en un mar de dudas dos años después de que se implantara el VAR en las competiciones internacionales. Solo se podrá echar mano del VAR cuando se produzca un error claro y manifiesto. Es decir, todas las jugadas están siendo comprobadas por el árbitro que está en la sala VOR y advierte al colegiado principal que hay un percance a valorar, en el que la decisión final siempre depende de éste último.

Esos errores claros y manifiestos dependerán de cuatro supuestos. El primero, para determinar si una jugada puede ser gol o no. En este supuesto habrá que tener en cuenta si el balón ha salido por fuera de las líneas que delimitan el terreno de juego, si se ha producido un fuera de juego previo al gol, o si ha habido una falta previa de los jugadores atacantes para conseguir el tanto.

El segundo supuesto en el que se utiliza el VAR atiende a los penaltis. El árbitro podrá juzgar si la acción dudosa es o no pena máxima por la infracción en sí misma, en caso de que no sea dentro de los límites del área, o al igual que en el caso de los goles: si viene precedido de una falta del atacante, si el balón ha salido del terreno de juego o hubiese un fuera de juego previo.

También determinará las acciones que impliquen una tarjeta roja. Ya se haya mostrado al jugador implicado o se haya omitido el color de la cartulina, por lo que podrá rectificar su decisión.

Finalmente, y el caso menos probable, actuará en caso de que el árbitro principal se haya confundido en la identidad de un infractor y entonces será advertido para que corrija la sanción.