Final trágico para el Deportivo, víctima una vez más de su fragilidad. Trece goles en contra en seis jornadas son una losa demasiado pesada para un equipo que quiere aspirar al ascenso. Debe defender mejor y ser competitivo los 90 minutos, no solo 40. Anoche regaló la primera mitad y también los últimos cinco minutos, en los que dejó escapar una victoria que tenía en la mano. Otra dura bofetada para el equipo coruñés, capaz de hacer lo más dificil para luego tirar todo por la borda. Solo con el balón parado de Aketxe no basta. Hace falta mucho más, en ataque y sobre todo en defensa. Empate con sabor a derrota que, más que sumar, resta.

Luis Carrión había anunciado su intención de plantear un partido valiente en Riazor. Dicho y hecho, porque el Numancia le dio un auténtico baño al Dépor en unos primeros veinte minutos en los que el equipo de Anquela ni olió la pelota. Los sorianos tocaron a sus anchas, sin impacientarse por llegar arriba ante un Deportivo a verlas venir. Equipo pequeño el coruñés, sin capacidad para sacudirse ese aplastante dominio. Se limitó a correr detrás de la pelota y, cada vez que la recuperó, no fue capaz de enlazar más de tres pases seguidos. La impotencia era total. La imagen, nefasta.

Mateu avisó con un remate arriba tras una falta de entendimiento entre Lampropoulos y Montero. Poco después, en el minuto 13, llegó el justo premio al recital del Numancia. Fue a la salida de un córner mal defendido que Escassi aprovechó para rematar dos veces con el pie. A la segunda acertó. El Dépor estaba grogui y tardó bastantes minutos en reaccionar. Casi lo aprovecha el Numancia para ampliar su ventaja. El panorama era desolador para el Dépor y pudo empeorar si Varón Aceitón llega a pitar penalti por una posible mano de Montero, pero esta vez el VAR resolvió favorablemente para los intereses del equipo coruñés.

Anquela se desgañitaba desde la banda viendo a su equipo deambular sobre el terreno de juego, sin nadie capaz de dar un paso al frente y tirar del carro. Solo Aketxe le dio cierto sentido al juego ofensivo del Deportivo, que volvió a echar de menos la participación de Gaku. Apareció muy poco, casi siempre lejísimos de la portería contraria. Christian era una isla rodeada de defensas, mientras Koné y Mollejo hacían la guerra por su cuenta desde las bandas. Chispazos aislados y muy poco juego coral. Insuficiente para hacer daño de verdad a un rival bien plantado. Apenas sufrió el Numancia para mantener su ventaja hasta el descanso.

Después de un primer acto tan malo el equipo de Anquela solo podía mejorar para buscar lo antes posible un primer gol. Y llegó muy pronto, en el 49, tras un saque de esquina lanzado por Aketxe y culminado por Mollejo con un gran cabezazo. Empezaba otro partido nuevo, con el Dépor lanzado y el Numancia sometido. No le quedó más remedio a los sorianos que atrincherarse. Aketxe se asoció con Koné para acariciar el segundo e incluso Álex se sumó a posiciones de remate poco antes de que el vasco volviera a aparecer en su especialidad, el balón parado, para darle la vuelta al encuentro con el 2-1. Su lanzamiento de falta, envenenado, sorprendió a Dani Barrio y puso al Dépor con ventaja (m.55). Ver para creer después de una primer mitad tan mala.

Al Numancia le costó levantarse de dos golpes tan seguidos y casi encaja el tercero de la misma forma, tras una falta lateral lanzada, por supuesto, por Aketxe. El portero rechazó el balón con apuros y Lampropoulos, atento a la segunda jugada, no acertó a introducirlo en la meta soriana.

El Dépor tenía el partido en su mano y no se echó atrás sino que trató de jugar en campo contrario para impedir que el Numancia creciera con la pelota. Vicente, de cabeza, perdonó el tercero, que firmó Koné de penalti. Con el 3-1 el encuentro parecía sentenciado, pero dos zarpazos visitantes en la recta final, de Derik y Escassi, nivelaron el marcador. El Dépor sigue sin ganar. Y con más dudas. Un auténtico coladero.