"El Palacio lleno es una de las cosas más bonitas del mundo", decía esta semana David Torres. Ayer pudo comprobarlo. Pone los pelos de punta. Desde el minuto uno hasta el último los 4.000 aficionados, verdiblancos pese a que el equipo vistiese de blanquiazul en homenaje al Deportivo, se dejaron el alma en animar a su Liceo y tuvieron espectáculo dentro de la pista pero también extradeportivo. Con el colofón de la victoria. Emoción y nervios. Intensidad. Garra. Son las marcas de la casa.

El encuentro arrancó con globos verdes y blancos en las gradas y la entrega del brazalete solidario del capitán David Torres a Estefanía, rostro de la lucha contra el cáncer de mama y primera de las causas que apoyará el coruñés. Pero también con la foto con los capitanes de todos los equipos del club. Y con el saque de honor de Jacobo Garrido, alumno del colegio Liceo La Paz que se proclamó campeón del mundo de natación adaptada la semana pasada. Se prometían muchas emociones cuando la bola todavía no se había echado a rodar.

La salsa una vez más la puso Sergio Tomé, espoleando con su micro los ánimos, repartiendo camisetas. En el descanso hubo actuación del grupo Donaire, que pone la música del video de presentación del Liceo. Y el esperado sorteo de Vueling. La segunda parte fue la de la emoción. La de la crispación con los árbitros. La del sufrimiento hasta el final, cuando una traca improvisada de explosiones de globos celebró el triunfo de los de casa. Quien no se enganche es que no tiene corazón. Y este es verdiblanco.