Corta su racha victoriosa, pero sale reforzado. El Dépor Abanca se midió esta mañana a sí mismo, a sus miedos, enfrentándose al Granadilla Tenerife, el equipo que le obligaba a encararse con sus peores fantasmas, con aquella derrota del Teresa Herrera que hizo temblar los cimientos de Abegondo. Y salió indemne y de muchas formas. Supo ser avasallador y goleador en el arranque, rehacerse en la mitad del primer acto para volver a tener la pelota e incluso sufrir en muchos momentos del segundo para contener a un conjunto, que es la exuberancia física y al que se le permitió pegar mucho. Mal la colegiada. De todas esas pruebas salió vivo un Dépor que se vació en su casa y que no dejó de creer en la victoria hasta los instantes finales. Finalmente, el tesoro es un empate que le permite seguir en la parte alta de la tabla. Excelsa Tere Abelleira que una semana más encandiló a Abegondo.

Sin solución de continuidad, el Dépor se echó desde los primeros minutos al cuello de Granadilla Tenerife. Abegondo también quería más. Se medía al cuarto clasificado de la pasada liga y a un equipo que en el Teresa Herrera le había enfrentado con la nueva y dura realidad que se iba encontrar en la Primera Iberdrola. Más de uno hubiera acudido con respeto o con ciertas precauciones al envite, no así este Dépor Abanca, el colíder. Desde el segundo cero agarró la pelota, se puso a tocar, a presionar, a buscar el primer gol. Lo logró Gaby en el minuto diez a pase de Peke. Una jugada que cualquier deportivista ya puede repetir e imaginar con los ojos cerrados. Ese tanto certificaba la diferencia en el marcador, pero ya antes el equipo coruñés había disfrutado de cuatro jugadas en las que había rondado el gol, en casi todas estaba presente la incontenible Athenea.

Cuando la grada aún paladea ese gran aranque y el gol, llegó el batacazo. Casi en la primera incursión ofensiva de las tinerfeñas, Ange Koko dejó la banda para conocer el área, adelantarse a Nuria y mandar un balón al fondo de la meta de Misa, que tomaba el relevo de Sullastres bajo palos. La primera en la frente para las blanquiazules. La luna de miel no iba a durar toda la vida.

Desde el instante en el que se certificó la igualada, el equipo de Manu Sánchez se encontró con un nuevo contexto de partido. Su rival ya quería ser protagonista, no le regalaba la pelota con tanta facilidad y ahí ya empezaba a sufrir. La colegiada también les daba un pequeño empujón a las visitantes siendo permisiva con las constantes faltas de Raissa. Llevaba el Granadilla el encuentro al terreno de lo físico y ahí se encontraba más cómodo. Empezaban, de paso, a sembrar el pánico con balones cruzados al área o a la espalda de la defensa blanquiazul. María José olía a peligro.

A la media hora, ya con una Tere más entonado que hasta le tiró un caño a la estrella canaria, el Dépor recuperó una versión más en consonancia con su estilo. El balón era suyo, llegaba más fácil, casi siempre por la derecha, y así Peke tenía el terreno despejado y estaba bien surtida para hacer diabluras. Después del sufrimiento llegaba el disfrute, pero no los goles. Casi lo consigue María Jose en un lanzamiento desde la frontal. Muy dubitativa Misa en la salida, los mismo le ocurrió en otra jugada de Allegra. Al descanso con la espadas en todo lo alto.

El segundo tiempo ya fue otra historia para este Depor. El Granadilla empezó a encontrarse más cómodo. La prematura entrada de Silvia Doblado le sentó de maravilla y María José cada vez entraba más en juego. La colegiada le echó de nuevo una mano favoreciendo su juego brusco. Es difícilmente explicable que Raissa haya acabado el duelo después de medir mal en casi todas sus entradas. El Dépor no le perdía la cara tampoco al duelo, a pesar de las dificultades, y tenía sus ocasiones. Eso sí, ya no lo dominaba, no lo tenía donde quería. Le tocaba sufrir, algo a lo que también se tendrá que acostumbrar. Creció entonces la labor de Iris, se tuvieron que multiplicar las centrales. Pudo marcar Mari Jose en esos compases iniciales. De hecho, lo hizo, pero el tanto fue mal anulado. Un alivio para las deportivistas.

La única que era capaz de poner pausa y criterio con la pelota era Tere. Muy académicos, sus movimientos eran aplaudidos con fervor por la grada de Abegondo. Acomodaba el cuerpo, no perdía la pelota. Un clínic. Uno de sus pases casi lo doma Alba Merino para hacer el 1-2. No pudo, se lamentó. Quedaban algo más de diez minutos.

Manu Sánchez tardó algo más que Amaral en hacer los cambios y al equipo coruñés se le hizo una eternidad el final del duelo. No le quedaba otra que achicar y se afanó en ello. Hasta tuvo la pizca de suerte necesaria en estas tesituras con un remate de Martín Prieto sobre la hora que se fue fuera. Los rezos de Abegondo surtían efecto y el santuario seguía sin ser profanado.