Ningún punto se había escapado del Carranza hasta ayer. Tres partidos, tres victorias llevaba el Cádiz en su campo. Un dato que da más valor al empate arañado por el Deportivo, aunque sea un resultado insuficiente teniendo en cuenta la imperiosa necesidad que tiene el equipo coruñés de sumar de tres en tres. Con solo una victoria en siete jornadas, sigue anclado en la zona baja de la tabla. Deprimido, pero no tanto. Mira al futuro de otra manera, con un punto más de esperanza después de haber logrado mantener su portería imbatida por primera vez en la temporada. Ya tocaba. Sufrió mucho para estrenar ese candado, porque el arreón final del Cádiz fue poderoso, pero también tuvo sus opciones para llevarse los tres puntos, al margen de los dos penaltis no señalados: uno claro, sobre Christian; más la mano de Marcos Mauro sobre la línea que el VAR sacó fuera del área. Jovanovic, en el 79, perdonó el 0-1. Más llegadas tuvo el Cádiz. La última, de Cala, que remató desviado otro córner mal defendido.

Debe mejorar mucho el Dépor, tanto en ataque como en defensa, si quiere aspirar al objetivo con el que empezó la temporada. De momento, aún no es fiable. En el Carranza estuvo la mayor parte del tiempo a merced del rival. Hechuras de equipo pequeño. Eso sí, derrochó solidaridad y supo sufrir. Se enfundó el mono de trabajo y peleó sin tregua por cada balón dividido, con pocas desconexiones y lagunas de concentración, su gran lastre en este decepcionante arranque de temporada. Sigue siendo un equipo vulgar pero, por lo menos, esta vez no se fue de vacío. Encadena tres empates consecutivos que suman poco, poquísimo, y lo dejan aún muy lejos del vagón de cabeza al que aspira subirse. Si quiere hacerlo, la reacción tiene que ser ya. No perder en Cádiz le sirve para recuperar algo de confianza, bajo mínimos desde que empezó el campeonato. Imprescindible para crecer, como también lo son los resultados.

Empezó el Dépor bien plantado, con dos líneas muy juntas y sin presionar arriba como acostumbraba. Sabía Anquela que el Cádiz es menos peligroso cuando tiene que construir desde atrás. Prefieren atacar a la carrera los andaluces, para aprovechar los espacios. Pocos concedió el equipo coruñés, que sufrió sobre todo a balón parado. Dani Giménez, en el 13, evitó el 1-0 respondiendo con un paradón al remate de Cala tras un saque de esquina. Fue la primera clara de los gaditanos, con mucho balón pero sin profundidad para transformar en ocasiones su dominio. Galán y Gaku culminaron las llegadas más peligrosas del Dépor poco antes del agarrón a Christian dentro del área. Aparentemente fácil de comprobar para el VAR. Ni lo revisó Arcediano Monescillo, que por lo demás pitó absolutamente todo, lo grueso y lo fino. Muchas faltas cerca del área coruñesa que el Cádiz aprovechó para generar peligro a balón parado pese a no contar ya con Aketxe.

El vasco tuvo pocas oportunidades de probar su golpeo. Esta vez solo una falta al borde del área, justo sobre la línea. Demasiado cerca para salvar la barrera. Poco después, con el Cádiz volcado, Álex filtró un gran balón a Jovanovic, que controló mal y disparó peor. Fue la última clara del Dépor, que luego sufrió mucho para contener el arreón final de los andaluces. Garrido y Cala casi marcan en ese tramo definitivo tan intenso. Con sustos, pero sin goles.