El VAR no es perfecto, ni como sistema ni como tecnología. Está teniendo errores en su funcionamiento, en Primera y en Segunda, hasta el punto de que el Leganés pidió la repetición de su partido contra el Levante. Las lagunas del sistema también han afectado a varios encuentros del Deportivo. Por ejemplo, en Riazor frente al Mirandés, el pasado 29 de septiembre, cuando por problemas técnicos dejó de funcionar durante casi la mitad del tiempo reglamentario. Hubo polémica en ese duelo, con dos posibles penaltis a favor del conjunto coruñés, en el tramo inicial por mano y en la segunda parte por agarrón a Christian Santos, y ninguna de las acciones fue señalada. Más clara aún fue la pena máxima sobre el delantero venezolano en Cádiz, aparentemente muy fácil de comprobar con las imágenes, pero que no fue pitado. Hasta ahora el Dépor ha salido mal parado y en el club la preocupación y la inquietud por los posibles fallos del VAR van en aumento.

El origen de estas lagunas en la aplicación del videoarbitraje está en el cambio de la empresa proveedora este verano. La pasada temporada fue Mediapro, con una tecnología más avanzada que la que en este curso utiliza Hawk-Eye Innovations, contratada por la Real Federación Española de Fútbol. Se han producido incidencias como desconexiones entre el árbitro y la sala VOR o excesiva demora en la recepción de todas las imágenes para su análisis. Así, hubo situaciones, como en el caso del Cádiz-Dépor, en las que la toma buena sobre una acción concreta llegó demasiado tarde, con el encuentro ya reanudado y, por lo tanto, sin la posibilidad de intervenir. Los problemas de logística saltan a la vista en las entrañas de Riazor, donde es posible comprobar cómo los técnicos encargados del montaje del sistema despliegan los cables por el suelo.