Mucho trabajo tiene por delante Luis César. Táctico, pero sobre todo psicológico para reanimar a este Dépor tan cabizbajo y vulgar. Ahora mismo es un equipo muerto, carne de Segunda B si no es capaz de enderezar ya una situación cada vez más dramática. No le gana a nadie y, lo que es peor, da la sensación de no poder hacerlo. Encajó tres en Las Palmas y pudieron ser unos cuantos más. Nunca estuvo en el partido. En ningún momento aspiró tan siquiera a poder arañar algo positivo. Fue un juguete para la diversión tanto del público grancanario como de sus jugadores, empezando por Pedri, ese niño de 16 años que dio una auténtica lección de fútbol. Nadie le opuso resistencia. Ni a él, ni a Viera, ni a Pekhart... A placer jugaron todos ante un Dépor dócil, pequeño, muy pequeño, a verlas venir todo el tiempo.

Luis César, condicionado por las bajas al igual que Pepe Mel, recompuso la defensa haciendo debutar al fabrilista Valín en el lateral derecho y reubicando a Bóveda como central junto a Nolaskoain. Era lo que tenía previsto si Jovanovic no estaba al 100% para ser titular, como así fue. Novedades en la zaga y también en el centro del campo y en las bandas, con oportunidades desaprovechadas para futbolistas como Vicente y Galán, que venían desempeñando un papel secundario.

Colista empezó el encuentro y así lo acabó el Deportivo, desplazado al farolillo rojo tras la victoria del Oviedo en el campo del Albacete. Un panorama aterrador. Sumar en Las Palmas para mejorar su dramática situación clasificatoria no era el único objetivo del equipo coruñés, obligado a mostrar una imagen muy diferente a la de su salida más reciente, la del esperpento en Girona. Ni una cosa, ni la otra. Igual de lamentable.

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Las Palmas 3 - 0 Deportivo

Luis César quiso armar al Dépor desde atrás para ser por encima de todo un bloque sólido, que concediera poco, y a partir de ahí tratar de proponer algo en ataque, sobre todo para aprovechar los espacios a la contra. Esa era la teoría. En la práctica, fue un Dépor tan vulnerable como de costumbre y sin capacidad para enlazar más de tres pases seguidos. Insufrible. La misma banda con distinto director. Importaba el resultado para tener algo sólido en lo que apoyar la reacción, pero lo mínimo era dar señales de vida, ser un equipo fiable para aspirar a una remontada duradera, más allá de la fugaz efervescencia del cambio de entrenador. Al final, nada de nada. Ni puntos, ni sensaciones. Otro drama.

Tres victorias consecutivas venían de enlazar los insulares, a hombros del jovencísimo Pedri y de Jonathan Viera, un futbolista de categoría superior. Marcan diferencias en Segunda, como deberían hacer varios de los que Luis César tiene a sus órdenes. No pueden ser tan malos como parecen los blanquiazules, empequeñecidos desde el arranque ante una UD Las Palmas que salió en plan mandón, dispuesta a pasarle por encima al conjunto de Luis César. Y eso hicieron los grancanarios, adueñarse de la pelota para generar peligro continuo, sobre todo desde los costados. Por el izquierdo hicieron mucho daño tanto Viera como Pedri ante un Valín superado, como todos sus compañeros. El Dépor trató de tapar los pasillos interiores y se juntó más que nunca por dentro, generando grandes espacios por fuera que el rival supo aprovechar.

Solo había transcurrido un minuto cuando Pekhart falló la primera clara, al recibir de Viera sin oposición. De la Bella también estuvo cerca de marcar poco antes de que Pekhart abriera el marcador al aprovechar un gran pase filtrado por Pedri (m.14). En menos de un cuarto de hora se iba al traste el plan del Deportivo, sin fútbol ni carácter para levantarse. Tan desolador era el panorama, que el segundo gol era solo cuestión de tiempo. Llegó a la media hora con idénticos protagonistas: servicio de Pedri y cabezazo de Pekhart ante la pasividad de la defensa. Lo demás, sobró. El Dépor no llegó a entrar en el partido. Siguió dando pena en la segunda parte, sin reacción ninguna. Solo remató a puerta Aketxe, desde el córner y de falta directa. Muy triste. El 3-0 llegó de penalti. Y pudieron ser más. De desastre en desastre deambula el nuevo colista de Segunda.