Lo que se espera de cualquier equipo cuando sustituye a su entrenador es que en los jugadores se perciba un cambio de actitud motivada por el deseo de agradar a su nuevo jefe. También se puede aguardar cierta evolución futbolística, aunque lo inmediato suele ser una reacción anímica. Ni lo uno ni lo otro mostró ayer un Deportivo errático en el estreno de Luis César en el banquillo, lo que no habla demasiado bien del técnico escogido por el club para cambiar la dinámica del equipo tras la destitución de Anquela.

Las dos cosas estaban en su mano, pero lo que se vio fue al conjunto perdido y sin ideas que se ha instalado desde el arranque del campeonato en los puestos peligrosos de la clasificación.

La libreta de Luis César no se dejó notar en Las Palmas, que en la víspera había advertido de que quería "un Deportivo rocoso, fuerte y que juegue bien". No fue nada de eso y sí un equipo a merced de su rival prácticamente desde el comienzo.

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Las Palmas 3 - 0 Deportivo

Fue Las Palmas el que controló el partido a través de la pelota ante un Dépor contemplativo. En ese sentido, parecía difícil empeorar al de Anquela, pero la actuación en el primer tramo del encuentro lo consiguió.

Incapaz de colocarse con criterio sobre el césped, cada combinación de los canarios generaba peligro sobre la portería de Dani Giménez. Si a eso se le suma la total ausencia de carácter mostrada por los jugadores, el resultado es una actuación como la que se vio anoche en el estadio de Gran Canaria.

Apenas dio muestras de reacción el Deportivo, que carece de las herramientas básicas para afrontar situaciones como ésta a la que se ha abocado después de once jornadas. No se las ha dado tampoco Luis César, tan sobrepasado por la dinámica que padece el equipo como sus futbolistas a pesar de que acaba de aterrizar. Suya será la tarea de que no se repita el baño que recibió ayer como bienvenida.