Por mi experiencia durante los 45 años que estuve en la Escuela Gallega de Entrenadores, primero como profesor y luego también como director, puedo decir que el nivel de los técnicos gallegos siempre ha sido, en general, bastante elevado. Sin entrar en lo que supuso después la apertura de centros privados y de formación profesional, tengo que decir que nosotros éramos tremendamente exigentes.

Es un caso curioso el del Deportivo, con muy poquita presencia de entrenadores gallegos, hay que reconocerlo. Siento que no se les hubieran dado más oportunidades. En el fútbol todo depende de los presidentes, de los representantes y de muchas cosas. En general creo que, por desgracia, los clubes tienden a apostar más por entrenadores de renombre o que hayan sido jugadores.

Sobre Luis César no puedo comentar nada porque no he seguido su manera de trabajar. Sí seguí su trayectoria, como alumno que salió de la escuela. A todos los entrenadores les deseo toda la suerte, y en este caso más, porque lo tuve como jugador y alumno, y porque además su éxito será también el del Deportivo.