Nada cambia para mejor en este Dépor tan malo, malísimo. Sigue siendo el que era: un equipo ramplón, sin recursos, plano, verdaderamente insufrible. Con nuevo técnico y algunos retoques en el once, pero con muy poco a lo que agarrarse, prácticamente nada. Ayer sumó un punto, y gracias, por una acción aislada en el único lunar defensivo del Fuenlabrada, un recién ascendido que tiene muy claro a qué juega. El Deportivo, en cambio, sigue en pretemporada en pleno mes de noviembre. Y ya son trece jornadas sin ganar. Pierde o como mucho empata, como en El Sardinero y en el Fernando Torres. Punto a punto las cuentas no le salen, solo las que dan como resultado el descenso a Segunda B. Evitarlo es el objetivo. No hay otro.

Por algo es colista este Dépor tan pobre al que le cuesta tanto entrar en los partidos. Como de costumbre, ayer tuvo que recibir otro bofetón para despertar, pero esta vez la reacción no fue contundente y convincente como en la segunda parte de Santander. Allí mereció con creces el empate e incluso pudo acabar llevándose los tres puntos. Brotes verdes enterrados bien hondo ayer en el Fernando Torres, donde solo se jugó a lo que más le interesaba al Fuenlabrada, bastante más equipo que el Racing pese a ser también un recién ascendido. Sabe cuáles son sus armas y cuándo utilizarlas, un estilo inconfundible, justo lo que le sigue faltando al Dépor. No juega a nada, ni antes con Anquela ni ahora con Luis César. Fuenlabrada no era el mejor escenario para demasiados alardes con la pelota, pero no sirve de excusa. El único que de verdad quiso ganar fue el conjunto madrileño ante un Dépor sin confianza ni personalidad. Equipo pequeño el coruñés, colectiva e individualmente, con mucho que mejorar para ser de una vez por todas fiable, como quiere Luis César. Dejó a Gaku y Aketxe en el banquillo y apostó por Jovanovic de inicio en busca de velocidad y centros. Ni una cosa, ni la otra pudo aportar el serbio, tan gris como todos sus compañeros. Hasta Koné estuvo incómodo en una primera parte lamentable, difícil de ver para cualquier espectador. Muchas faltas y golpes, constantes disputas y segundas jugadas, y muy pocos balones al piso, casi todos por el aire. Horrible.

El exdeportivista Oriol Riera fue el primero en avisar. Era solo cuestión de tiempo que llegara el primero del Fuenlabrada, que a su manera volcó el campo hacia el área coruñesa. El Dépor, como siempre, a verlas venir. Tan despistado, que Peru y Montero chocaron con violencia sus cabezas en un salto sin oposición. El andaluz se llevó la peor parte y tuvo que ser atendido fuera del campo para frenar la hemorragia. Dejó momentáneamente al Dépor con diez y el rival lo aprovechó para adelantarse. Longo, de nuevo desastroso, presionó a lo loco desde muy arriba y el Fuenlabrada trianguló por dentro para culminar la acción ´con el zapatazo de Fraile, que pilló adelantado a Dani Giménez (m.26). Iribas pudo ampliar la ventaja antes del descanso, igual que Riera nada más comenzar la segunda parte, peor aún que la primera, que ya era difícil. También Fraile buscó la sentencia antes de ese balón al espacio de Christian que Koné transformó en el 1-1 gracias a su fe y a un despiste defensivo (m.57). Después solo el Fuenlabrada buscó de verdad el segundo, sobre todo a balón parado, ante un Dépor que acabó pidiendo la hora.