Ídolo tanto en A Coruña como en Elche, Claudio Barragán (Manises, 1964) sufre desde la distancia con la pésima trayectoria del equipo blanquiazul. Ya no es aquel Superdépor al que ayudó a codearse con los más grandes de España en los años 90. Ahora es el colista de Segunda. Metido de lleno en el fango, solo saldrá de ahí con "realismo y humildad".

Hay que ver cómo ha cambiado el Dépor en estos años...

En el mundo del fútbol hay etapas, y de etapas tan gloriosas se ha pasado a ver al Deportivo inmerso en la lucha por no descender. El objetivo desde el principio seguramente sería estar otra vez entre los grandes, pero desafortunadamente la realidad es que el equipo ahora mismo tiene que luchar por salir del descenso. Es un momento muy delicado en el que seguramente habrá mucho nerviosismo. Hay mucha diferencia [con aquellos años], pero cuando yo llegué también lo pasamos muy mal jugando la promoción de permanencia contra el Real Betis, me acuerdo perfectamente, y luego todo fue a pedir de boca.

¿Debe el Deportivo asumir cuanto antes que el objetivo es evitar el descenso?

Por encima de todo por cómo está el Dépor y las sensaciones que transmite, que bajo mi punto de vista no son nada buenas. Es un equipo que ahora mismo está como bloqueado totalmente en todos los sentidos, porque futbolistas tiene para estar más arriba pero la realidad es que se ve un equipo falto de confianza. Es complicado. Ahora mismo hay que ser humildes, realistas e intentar salir lo antes posible de los puestos de abajo, porque eso es una losa. En esta categoría tan igualada es tremendamente complicado conseguir los objetivos.

¿Le sorprende ver al Deportivo tan abajo?

Sí. Yo creo que con Anquela el equipo no estaba siendo muy regular, pero en el último partido [contra el Almería] dio muy buenas sensaciones y mereció mucho más. Ahora mismo parece que el equipo se ha quedado estancado y eso demuestra que la competición es tremendamente difícil. Jugar contra el Dépor es una motivación extra para el rival. Por muchos futbolistas que tengas de nombre, o mucha historia o caché que tengan algunos jugadores, si a la hora de competir no te igualas con el rival, es muy difícil sumar de tres en tres.

¿Les está pesando la camiseta sobre todo en Riazor?

Yo creo que en Riazor les está pesando la presión y es una pena porque yo sé que a la afición del Dépor en cuanto le des un poquito te va a llevar en volandas. Lo que pasa es que lo que transmite el equipo en muchos partidos es ese nerviosismo y ese bloqueo, y llega un momento en el que la afición también es humana, también se pone nerviosa, también quiere lo mejor para el equipo y a veces tiene que ejercer esa presión sobre su equipo, porque es ley de vida y es así. Hay que jugar con esa presión también, está clarísimo.

La gente tiene derecho a estar cabreada.

Debe ser crítica cuando hay motivos para ello y esa crítica tiene que ser motivo de activación para el equipo. Por mucha presión que tenga de la afición, no tiene que venirse abajo sino que tiene que tirar de orgullo y sacar los partidos adelante. Contra el Almería fue un partido espectacular y la gente respondió como es la afición del Deportivo, fiel y apasionada. Siempre está ahí cuando ve que el futbolista se entrega y pone todo de su parte aunque no le salgan las cosas bien. No es que los futbolistas no quieran, es porque dada la situación te quedas como en blanco y las piernas no te van. Entonces yo creo que es el momento de que tanto afición como equipo y club estén unidos, porque esto se va alargando, se va alargando, y cuando te das cuenta vienen las prisas.

A usted la gente en A Coruña lo adora y no lo olvida.

Lo más gratificante para un jugador o entrenador es que la afición reconozca el trabajo que hace. Siempre estaré superagradecido a la afición del Dépor.

¿Cree que en el equipo coruñés faltan jugadores con el carácter y la garra que a usted le caracterizaban?

A la hora de competir hay que ser igual o mejor que el rival, porque si no compites como es debido cualquiera te puede ganar. ¿Cuestión de coraje? A veces hablamos del coraje pero también hay otros factores importantísimos. Por encima de todo está que los futbolistas crean en lo que están haciendo. Si no creen y tienen dudas, al final pasa lo que pasa. El coraje y el temperamento yo creo que van con la persona, están en el ADN, eso no se entrena.

¿Qué opina de Luis César?

Me parece un gran entrenador. Ha hecho muy buenas temporadas con Nàstic o Albacete. Está muy capacitado, lo que pasa es que lo del Dépor es algo más psicológico. El equipo no se expresa como yo creo que puede por los jugadores de los que dispone.

¿Lo ve peleando en el fango hasta el final?

Esta categoría es cuestión de dinámicas. Si es capaz de conseguir dos victorias consecutivas daría un paso importante. Todo va a depender de los resultados. Al Deportivo le hace falta una victoria como el comer y a partir de ahí ir cogiendo confianza poco a poco. Es así. Lo que no puedes pretender es mirar ya a querer conseguir los objetivos que te has marcado desde un principio porque la realidad es que tienes que estar luchando por salir de los puestos de descenso, y esa es la mentalidad que tiene que tener el equipo.

Tras dirigir a Elche, Ponferradina, Cádiz y Mirandés su última experiencia en los banquillos fue hace dos campañas con el Hércules, ¿está a espera una nueva oportunidad?

Sí. Hubo alguna opción que otra, pero al final no ha cuajado. Estoy viendo mucho fútbol de Segunda B, de Segunda, de Primera y de todo, comentando los partidos del Elche para una radio, y esperando.

El Dépor lleva once entrenadores en los últimos cinco años. ¿Lo llegó a tantear alguna vez?

No, nunca. Me hubiese encantado, pero es algo que ya no depende de mí.

¿Dirigir algún día al Deportivo es un sueño por cumplir?

Que no te quepa la menor duda de que estaría encantado.