Desde el mismo comienzo del campeonato, el Deportivo ha buscado poner remedio a los graves agujeros defensivos que le han llevado a ser el conjunto más goleado de toda la categoría. En los dos últimos partidos ha conseguido frenar una tendencia muy peligrosa, pero para ello ha tenido que pagar un peaje. Es el precio que hay que asumir en este equipo todavía cogido con alfileres y Luis César parece ser consciente de ello porque para armarse atrás y ganar una pizca de seguridad ha tenido que renunciar a cierta ambición ofensiva.

El Deportivo recibe menos goles, como atestigua que ante Racing y Fuenlabrada encajó dos y en los dos anteriores compromisos con Luis César al mando (frente a Las Palmas y Málaga) Dani Giménez tuvo que recoger el balón de su portería en cinco ocasiones, pero eso ha llevado a reducir el juego de ataque casi a la mínima expresión. La producción ofensiva ha disminuido en la misma medida en la que los blanquiazules han logrado blindarse frente a los rivales.

El sábado pasado en el estadio Fernando Torres el conjunto blanquiazul solo concedió un remate entre los tres palos, el disparo lejano que sorprendió a Dani cuando el equipo estaba con diez mientras atendían a Montero en la banda por su choque con Nolaskoain. La contrapartida fue que apenas inquietó la portería del Fuenlabrada.

El planteamiento de Luis César consistió en replicar el que suele emplear el conjunto madrileño: balones en largo, disputas y un fútbol abreviado. El Deportivo prescindió así del centro del campo para reducir al completo los riesgos y el juego se resintió. Apenas hubo transiciones y al final acabó contabilizando una ocasión, precisamente la que le sirvió a Koné para empatar.

El partido en Santander no muy diferente en cuanto a que el conjunto blanquiazul también logró contener la sangría defensiva que padeció en los dos compromisos anteriores. El Racing contabilizó un remate a portería que lograría transformar Yoda, pero en este caso el Deportivo sí mostró más recursos ofensivos. En la segunda parte, el dominio fue completo de los de Luis César, que conseguirían empatar e incluso tuvieron en la mano una victoria que se les resiste desde la primera jornada. En total, dispararon 16 veces a portería, dos entre los tres palos.

Estos dos últimos partidos contrastan con los que enfrentaron a los deportivistas con Las Palmas y Málaga, en los que el resultado final pudo ser mucho más abultado en su contra. En Gran Canaria, en el que fue el estreno de Luis César en el banquillo, el equipo concedió tres goles y siete remates a portería. La producción ofensiva fue mínima: solo una oportunidad. Una semana después contra el Málaga en Riazor, la tónica se mantuvo para desgracia de los blanquiazules.

El equipo del exentrenador deportivista Víctor Sánchez del Amo contabilizó nueve remates entre los palos y solo las intervenciones de Dani Giménez evitaron una goleada mayor. De nuevo la presencia en el área contraria fue testimonial con apenas dos disparos a puerta.

A partir de ahí llegó el golpe de timón de un Luis César que busca ahora lograr el equilibrio necesario para poner punto y final a la racha de trece partidos consecutivos sin ganar. El domingo contra el Elche necesitarán seguridad en el área propia, pero también ambición para llegar a la contraria.