"Estoy bien, pero algo mosqueado", arrancó Christian Santos una intervención en la que prácticamente disparó contra todo. Se quejó de su papel, o más bien de su escaso protagonismo en lo que va de temporada, del juego del equipo y del reparto de poderes dentro del vestuario. Ese "mosqueo" al que se refirió antes del entrenamiento de ayer por la mañana en la ciudad deportiva de Abegondo fue solo el preámbulo de una amplia lista de agravios que el delantero venezolano dice padecer. "Soy como el quinto delantero del equipo, me están poniendo a todos por delante", protestó. "El año pasado se dieron los resultados, pero era algo similar. Soy el primero que apoya al equipo, que trata de mejorar, que busca soluciones, pero como que no me toman tanto en cuenta", lamentó el venezolano.

Por momentos se presentó como la víctima de algún tipo de maltrato en un ejercicio de reivindicación personal que chirrió con la delicada situación colectiva que atraviesa el Deportivo. Fue un alegato en su favor que no ha sentado bien en el club y que está por ver qué consecuencias le acarrea. Tanto disparó el venezolano que es posible que alguna bala le acabe rebotando. "Cuando estoy contento, lo digo; cuando no, también y hay que respetar eso. Soy bastante correcto con todos y creo que deberían ser justos conmigo. Solo expreso lo que me sale y me nace", se justificó.

Sus palabras resonaron ayer en Abegondo, amplificadas por la crisis en la que se encuentra sumido el equipo y en vísperas del decisivo partido contra el Elche del domingo en Riazor. No gustaron las formas ni el momento que escogió el delantero para airear su descontento, descolocado también por la influencia de unos jugadores sobre otros en el vestuario. "Somos veintitantos y es importante la opinión de cada jugador y no de tres. Si queremos salir adelante hay que implicar a todos", argumentó.

La reacción en el club fue de sorpresa y cierto malestar por el precedente que puede establecer en el vestuario. El temor es que se interprete que la protesta pública puede servir de llave para abrir las puertas de la titularidad. El marrón, en ese sentido, será para Luis César Sampedro, que sin embargo ayer prefirió recurrir a la retranca para responder al venezolano. "Es un jugador que no tiene los minutos que él desea, piensa que tiene que jugar más y otros menos en su posición. Supongo que pedirá la suplencia de los que están jugando de delanteros, porque de portero no creo que quiera jugar", bromeó. "Como creo que quiere jugar de delantero piensa que tiene que jugar más minutos que otros compañeros. Creo que no está acertado, pero no pasa nada. En el mundo del fútbol hay que manejar los egos de todos los jugadores porque en el vestuario hay personalidades de todo tipo", reflexionó el técnico en una entrevista en el programa Ao contraataque de la Radio Galega.

Quienes lo conocen y tratan a diario describen a un jugador trabajador y profesional, pero con una marcada tendencia al ensimismamiento. Eso en ocasiones le traiciona, como le ocurrió la temporada pasada hasta el punto de recurrir a un coach personal que le ayudase a asumir su papel secundario por detrás de Quique González y Carlos Fernández.

Este curso, sin embargo, Santos no ha asimilado bien su relativo escaso protagonismo „ha disputado 523 minutos y Longo 509, por ejemplo„ después de decidir en verano permanecer en el equipo. "No me arrepiento, pienso que la decisión fue buena. Creo que tengo puesto en el once titular, pero por alguna razón no se me está dando", insistió.

El delantero venezolano dejó así la puerta entreabierta a una posible salida en enero y deslizó que se le está empujando a ello como una forma de hacer hueco en la plantilla para posibles refuerzos. De ahí sus escasos minutos, dejó entrever. "En principio me gustaría quedarme, pero si te ponen todo en contra es difícil", lamentó.