Llegó la hora de sumar de a tres, de dar ferro, como se dice por estas lindes, la hora es mañana a mediodía. A partir de ese momento, del pitido inicial del árbitro, le toca al Deportivo ganar; cualquier otro resultado sería un fracaso porque ya no valen excusas tras sumar solo nueve puntos en 14 jornadas. Quizá sea el peor arranque de la historia del equipo coruñés, desde luego sí lo es en los últimos 50 años en las primeras catorce jornadas.

Ni en los peores años, que fueron los de los descensos tanto de Primera a Segunda como los dos desde la categoría de plata a Tercera y a Segunda B, tuvo el cuadro blanquiazul un primer tercio tan negativo como el actual. Son números que no sólo se refieren a Riazor, son datos generales referentes a este último medio siglo. Ahora es en casa donde el Deportivo falla, aunque fuera no mejora las cifras, pero por lo menos lejos de Riazor mantiene cierto equilibrio, ya que obtuvo cuatro empates y otras tantas derrotas. Aunque es sabido que es como local donde los equipos se hacen fuertes.

Y aquí, el cuadro coruñés firma sus peores cifras. Solo un triunfo, el conseguido el 18 de agosto, hace casi tres meses, en la jornada inaugural frente al Oviedo. Desde ese partido no hay más victorias, ni en A Coruña, ni fuera, con tres empates y dos derrotas en el feudo herculino. Y con algo peor, que va más allá de los resultados, la sensación que ofrece el equipo, que empeora si cabe las cifras obtenidas por los futbolistas en este primer tercio del campeonato.

En la época de oro, aquella que se inició con el ascenso a Primera en 1990-91, Riazor era una garantía para el equipo deportivista. Incluso ese primer año ofrecía mejores números a estas alturas de la competición. Sumaba entonces 16 puntos, merced a cuatro victorias y otros tantos empates, a los que había que sumar seis derrotas. Diecinueve años después, con el descenso a Segunda a pesar de haber sumado 43 puntos, el Deportivo sumaba 17 puntos a estas alturas y ocupaba la 12ª plaza en la clasificación. Era penúltimo dos años después, cuando también descendió, pero con once puntos. Incluso en la 17-18, la de último descenso, estaba mejor, con doce puntos y fuera de los puestos de descenso.

Eso era en la elite, pero ni en la categoría de plata se encuentra un primer tercio tan negativo, ni en esos dos años en los que los blanquiazules dejaron de ser de plata para convertirse en bronce. Son los descensos de 1979-80 y de 1973-74. En el primero de los casos, que acabó con el equipo en Tercera División por primera y única vez en su historia, el Deportivo era 11º, pero con catorce puntos (llevaba seis triunfos y dos empates); y en el segundo, que abocó al cuadro coruñés a Segunda B „también por primera y única vez„, estaba ya en los puestos que conducían al pozo (17º) con los doce puntos que sumó al alcanzar seis triunfos.

Las cifras actuales son mucho más alarmantes, pero la clasificación muestra que hay tiempo para alcanzar la salvación y para mucho más. ¿Incluso el objetivo? Los números dicen que sí; las sensaciones muestran todo lo contrario, que esa meta inicial se limita a mantenerse simplemente. El resto es un sueño, que pasa por empezar a escalar puestos en la clasificación, y para ello el Deportivo está obligado a sumar de tres a través de los triunfos. El primero tiene que llegar mañana contra el Elche, es una necesidad, es un apremio. Más allá de la obligación que tienen los futbolistas con la masa social. Lo dijo claramente ayer Dani Giménez en la sala de prensa de Abegondo. "tenemos que ganar". "El equipo mejoró en aspectos defensivos y tenemos que estar igual de fuertes, pero con el trato con el balón estar mejor en segundas jugadas ir creciendo como equipo y trabajar una base sólida, aseguró.