Cinco partidos después, Luis César Sampedro sigue sin ganar al mando del Deportivo. Nunca le había costado tanto en su carrera al técnico de Vilagarcía lograr un triunfo durante su carrera en los banquillos, lo que le coloca en una situación incómoda antes de visitar el sábado a otro de los equipos que ocupan los puestos de descenso. Ante el Extremadura está obligado a conseguir una victoria que alivie la delicadísima posición en la tabla y al mismo tiempo mejore sus números desde que aterrizó en el conjunto blanquiazul.

Dos empates y tres derrotas, dos puntos de 15 posibles, le dejan mal parado si se compara su trayectoria con la de su predecesor. Juan Antonio Anquela tuvo diez partidos de margen antes de ser destituido debido al decepcionante arranque de campeonato deportivista. Sumó ocho puntos (una victoria, cinco empates y cuatro derrotas), insuficientes a juicio de la dirección deportiva, que optó por un relevo en el banquillo. El técnico jienense promedió 0,8 puntos por partido y dejó su sitio a un Luis César que no ha mejorado sus registros.

El fichaje del arousano no ha llegado acompañado por el momento de una reacción que permita al equipo abandonar los últimos puestos de la clasificación y la situación con el paso de las semanas se ha vuelto más delicada si cabe. En cinco jornadas al frente del equipo solo ha sumado dos puntos, lo que arroja un promedio de 0,4 por partido. Son la mitad de los que consiguió un Anquela engullido por la deriva que ahora amenaza a su sustituto.

Luis César está sumido en la misma dinámica que condenó al jienense, incapaz de ganar un partido desde que se estrenara en el banquillo deportivista con una victoria ante el Oviedo. En los nueve posteriores encadenó una serie de tropiezos a la que su recambio ha dado continuidad.

El último revés llegó el domingo con la derrota ante el Elche en un Riazor semivacío en la que fue la peor entrada en lo que va de temporada. Las sensaciones, por más que Luis César se encargara de proclamar que fue el partido "más completo" desde su llegada, no fueron mejores que las de los partidos anteriores.

Los errores propios, al igual que ocurrió durante la etapa de Juan Antonio Anquela, volvieron a condenar a unos deportivistas que no logran frenar la caída en la que se encuentran inmersos. El técnico, sin embargo, se resiste a acometer una revolución que afecte a las alineaciones y el juego del equipo. El bloque de jugadores en los que confía se mantiene más o menos invariable, mientras que el sistema apenas ha cambiado con respecto al que dejó en herencia su predecesor.

El doble pivote con dos mediocentros posicionales (Nolaskoain y Álex Bergantiños) se ha perpetuado a pesar de que Luis César ha simplificado al máximo la propuesta. El juego directo se ha convertido en el recurso sobre el que vertebrar un entramado defensivo que permita minimizar las opciones del rival y frenar la sangría que sufría el equipo. Eso, sin embargo, no le impidió al Elche el domingo en Riazor marcar tres goles fruto de los propios errores deportivistas.

Luis César tratará el sábado en Almendralejo de comenzar a maquillar esos discretos números.