Con Hong Kong ha jugado en Corea del Norte, Irak... ¿Qué poso queda?

Y en febrero a Irán. Estoy haciendo una ruta por los países más complicados del mundo. Es Asia y la situación política y social de muchos países no es idílica. El mes pasado, cuando fuimos a Irak, la experiencia fue increíble, porque está todo destrozado. En Corea del Norte, cuando vas, tienes una sensación rara, pero está todo que parece un decorado, es perfecto. No hay ni una mala hierba. Pero en Irak está todo destruido.

¿Como si la guerra acabase ayer?

Sí, tal cual. Encima estuvimos en Basora no en Bagdag, que está mucho peor. Yo nací oyendo hablar de asentamientos en Basora, Mossul, Bagdag... Había un montón de edificios derruidos, polvo, escombros y suciedad. Llevo para escribir un pequeño libro.

¿Y en Corea del Norte?

Un año después fui con mi equipo, pero sobre todo cuando fui con la selección noté que era todo como en el Show de TrumanTú estás allí, pero te da la sensación de que todo el mundo te lo ponen solo para ti, que cuando te marches todo eso desaparecerá. Parecen extras. Pyongyang es una ciudad gigante con avenidas enormes y poquita gente y coches. No hay escaparates, no hay tiendas, no hay nada. Son bloques de edificios, todos iguales, que en alguno si te fijas bien, puede haber alguna peluquería o restaurante. No tienen ningún anuncio ni cartel desde fuera, es todo muy monótono. Hay gente con maletas de piel de los años 50, con bicicletas antiguas, vestidos de trajes oscuros. Es como si te ponen a vivir en una película de la posguerra española. Luego, ningún problema, aunque no teníamos libertad de movimientos, no podíamos salir del hotel. Es difícil jugar al fútbol en ese ambiente porque no piensas en el juego, piensas en todo lo que estás viviendo.