Dani Cancela (A Coruña1981) es abogado y periodista, también ex del Deportivo, futbolista del Kitchee desde 2010 e internacional por Hong Kong. El embarazo de su mujer y la escalada de violencia entre manifestantes y policía de la región administrativa china le hacen vivir una situación preocupante.

¿Cómo lo está viviendo?

Esta semana es una barbaridad, es la más complicada con diferencia desde que empezaron las protestas. Hay mucha violencia, se cortaron un montón de carreteras. Los niños llevan sin colegio desde hace una semana. Afecta bastante. Nos mudamos hace tres meses a un pueblo a las afueras en el que se está tranquilo, pero donde vivíamos antes (Kowloon, el área más densamente poblada del mundo) ahora es un infierno. No podríamos abrir ni una ventana porque el gas lacrimógeno nos entraría en casa, ya que estábamos a 150 metros de la PoliyU (la universidad), que es donde está pasando todo.

¿Ve posible una salida?

No mucho. Por el lado de las protestas no se sabe muy bien quién puede ser el interlocutor si es que fuese posible una negociación, que no lo parece, porque son movimientos vía redes sociales, muy fragmentados y sin cabeza. Y por el otro lado, lo que hay enfrente no es ni siquiera el Gobierno de Hong Kong, que no tiene capacidad de decisión; manda China. No sabes a qué aferrarte, aquí las reglas de las convenciones internacionales, de los derechos humanos no se aplican. Hay mucha desinformación, muchas noticias falsas de todos los bandos, pero sobre todo de la parte de China.

¿Cómo lo vive en casa con toda su familia?

Mi mujer está embarazada de 35 semanas y todo lo vivimos con mayor preocupación. Por ejemplo, el gas lacrimógeno que utilizan en las manifestaciones tiene un nivel de cianuro muy alto y eso es muy peligroso para las embarazadas y los bebés. Si esto que está pasando esta semana, hubiera ocurrido hace dos, hubiésemos cogido un avión para irnos, yo luego ya me volvería, pero lo hubiésemos tenido en A Coruña. Pero ahora no es viable. Si todo sigue como parece o si las amenazas de que el ejercito chino entre y acabe con esto por la fuerza son reales, ellos se irán y yo me quedaré si la liga sigue. Tampoco sabemos bien si el fútbol va a continuar su cauce.

Todo empezó por una ley de extradición a China, ¿no?

Sí. Lo que encendió la mecha fue esa norma. Hong Kong lo veía como una injerencia, como un pasito más de la intervención de China. Es complicado porque Hong Kong en los últimos 150 años perteneció a Inglaterra y tenía unos conceptos occidentales de muchas cosas. Cuando se hizo la transferencia a China se dijo que se iba a respetar 50 años, pero lo que pasa es que esto no se puede hacer de un día para otro.

¿Entonces cambia día a día?

Claro. Desde que llegué a ahora ya noto que hay mucha más intervención de China en muchas cosas, desde la educación hasta en medidas políticas como que cada vez se le da con más facilidad la residencia a gente de la China continental. China no puede pretender que en 2047 cambie todo de la noche a la mañana. ¿Entonces qué hace? Pues poco a poco va transformando las generaciones desde la educación y con cosas así para que cuando llegue 2047 el cambio se note poco, porque ya no quede aquí gente del Hong Kong que conocemos. Viene muchísima gente de China a dar a luz aquí y la gente de Hong Kong tiene muy pocos hijos y los que tienen los mandan fuera, con lo cual en 20 años la proporción será otra.

¿Es una cuestión de libertad?

Sí. Cuando creces con unos derechos es difícil pensar que no las vas a tener. La gente pelea por la libertad cuando no la tiene, pero si ya estás acostumbrado y tienes todo en tu mano y, de repente, ves que te lo pueden quitar... Y si le sumas que la brecha económica entre los pobres, que hay muchos, y los ricos es enorme, que el acceso a la vivienda es difícil.., pues todo estalla y estalla con fuerza.

¿Imaginaba algo así en 2010?

Para nada. En 2014 hubo la Revolución de los Paraguas Revolución de los Paraguasen la que reclamaban democracia, aunque en realidad no existe como tal porque no puedes votar al que quieres y, además, los candidatos los propone Pekín. Estuvieron un mes y medio, fue pacífico y constructivo. No consiguieron nada, pero la cosa no fue a mayores. Ahora tengo muchas dudas de que la vida vuelva a ser igual. A partir de eso, te planteas muchas otras cosas.

¿Marcharse?

Tengo de contrato hasta 2021, pero con la edad que tengo es muy fácil decir 'pues hasta aquí'. Cuelgo las botas y ya veremos lo que hacemos. Nuestra idea, si todo fuese normal, no era tanto quedarnos aquí, pero sí por Asia. Pero si tenemos que ir a España, meter a los niños en el colegio y luego volver, pues ya no sabes.

¿Afecta en su selección?

No tenemos himno y el que suena es el de China y sistemáticamente se abuchea, lo hace todo el estadio. Es una sensación extraña. Y cuando suena el contrario lo aplauden. Hay en nuestro equipo jugadores chinos y para ellos es más difícil. Hablamos de lo que está pasando, pero no mucho porque no es el sitio. La gente en Hong Kong está con los manifestantes, no con la policía.

Dani Cancela, a la izquierda en un partido con Hong Kong ante Corea del Norte