El Deportivo ha progresado en sus dos últimos partidos. Las sensaciones y el rendimiento frente a Alcorcón y Lugo mejoraron, pero no lo suficiente como para que el equipo entierre una dinámica que se ha convertido ya en una de las peores de su historia. Con el empate en el Anxo Carro el equipo igualó la peor racha sin ganar de su historia, lastrado por la falta de acierto en el área contraria que ha evidenciado en sus compromisos más recientes. La falta de puntería exhibida en los dos últimos partidos ensombrece la evolución defensiva de un conjunto que se agarra a los avances que ha experimentado, por tímidos que sean. El hecho de que se haya blindado la portería de Dani Giménez, sin embargo, no basta para tapar las 17 jornadas consecutivas sin una victoria, los más de 1.000 minutos sin que el equipo se haya puesto por delante en el marcador o el hecho de que Luis César Sampedro solo ha sumado cuatro puntos de 24 posibles.

Una crisis histórica. El empate en Lugo supuso el decimoséptimo partido consecutivo sin ganar de un Deportivo que no se veía en una situación semejante desde la temporada 1987-88, aquella en la que el club esquivó el descenso a Segunda División B de manera agónica gracias al gol de Vicente Celeiro al Racing de Santander. Un milagro parecido le hará falta esta temporada para regatear el abismo porque con 12 puntos en 18 jornadas necesitará sumar la mitad de los que quedan en disputa. El pobre rendimiento desde que se impusiera al Oviedo en la jornada inaugural obliga al equipo a una remontada histórica que se presenta complicada si se atiende a los méritos de las últimas semanas.

Más de 1.000 minutos sin ventaja en el marcador. La última vez que el Deportivo estuvo por delante de su rival en el marcador fue contra el Numancia en la sexta jornada del campeonato, en un partido en el que terminaría dilapidando una ventaja de dos goles. Desde entonces ha ido siempre a remolque, zarandeado en muchas ocasiones por los rivales y sin capacidad de reacción. La falta de gol ha lastrado al equipo durante toda la temporada, pero se ha evidenciado en las últimas semanas coincidiendo con la evolución defensiva.

Más solido, pero igual de inofensivo. El equipo no termina de alcanzar el equilibrio. El nuevo esquema con tres centrocampistas le ha permitido ordenarse de manera más racional. Los problemas defensivos se han resuelto e incluso ha gobernado los partidos ante Alcorcón y Lugo, pero las lagunas en ataque se mantienen. Las ocasiones que consigue fabricar, alguna bastante clara, como las que tuvo Mollejo en el Anxo Carro, no las transforma pese a los esfuerzos del entrenador por encontrar soluciones.

Luis César y la estela de Seedorf. El técnico deportivista probó contra el Lugo una variante con Aketxe que tampoco corrigió los problemas en ataque y no sirvió para lograr su primera victoria desde que aterrizó en el equipo. Después de ocho jornadas, suma cuatro puntos de 24 posibles y sus números son parecidos a los de un Clarence Seedorf al que la victoria también se le resistió un total de ocho partidos.