Juan Antonio Anquela fue despedido en la décima jornada después de empatar contra el Almería en Riazor (0-0) en el que posiblemente fuera el partido más serio de los deportivistas con el jienense en el banquillo. El equipo ocupaba puestos de descenso con ocho puntos tras nueve jornadas seguidas sin ganar y el club entendió que era necesario un relevo para cambiar la dinámica de un conjunto que ya por entonces emitía síntomas preocupantes . La situación era decepcionante, pero no límite, y la dirección deportiva entendió que Luis César Sampedro era el idónea para pilotar la reacción. Diez jornadas después, el equipo es colista a ocho puntos de la salvación e inmerso en la peor racha de su historia sin una victoria.

Con la derrota de ayer en Ponferrada son ya 19 los partidos sin ganar, diez de ellos con un Luis César al que acorralan los números y que sin embargo se resiste a dimitir o a dar un paso al lado en medio de la crisis de gobierno que afecta al club. El arousano ya era antes de visitar Ponferrada el entrenador deportivista al que más le está costando lograr su primera victoria y tenía imposible mejorar las cifras de Anquela incluso ganando ayer.

En diez jornadas, Luis César ha logrado cuatro puntos, frente a los ocho que consiguió el jienense. Más allá de las cifras, la labor del entrenador tampoco ha servido para cambiarle la cara al equipo en sus algo más de dos meses al mando.

Al principio fue continuista y abogó por mantener el bloque y los planteamientos de Anquela, pero los resultados le empujaron a ejecutar cambios que tuvieron un resultado efímero. El sistema con tres centrocampistas parecía un punto de partida y lo que pedía a gritos el equipo, pero diez partidos después Luis César sigue hablando de probar soluciones con el Deportivo hundiéndose un poco más en la clasificación conforme pasan las jornadas del campeonato.