Cambia el año pero no las costumbres de Manu Sánchez, siempre con pantalón corto y botas de fútbol, como si fuera un jugador más. Es el traje de faena del técnico del Deportivo Abanca, cuyo éxito y el de sus futbolistas tiene mucho que ver con el cuidado máximo de todos los detalles, durante la semana y especialmente los días de partido. Su inconfundible uniforme forma parte de un ritual que repite desde 2007, cuando empezó a dirigir al Orzán femenino, y que no es más que una "estrategia psicológica" para conectar con el grupo. "Yo era jovencito, tenía 27 años, y tenía que buscar alguna estrategia psicológica para llegarle al equipo porque tenía jugadoras que eran mayores que yo. Lo que se me ocurrió fue que si vosotras os mojáis, yo me mojo. Si vosotras os cambiáis, yo me cambio. Y de ahí viene lo del pantalón corto y las botas", explica el coruñés.

Mañana encabezará la expedición blanquiazul hacia Valencia para afrontar el lunes (18.30 horas) el primer encuentro del año, aún sin las colombianas Carolina Arbeláez y Lorena Bedoya, recién fichadas y pendientes de tener lista toda la documentación para viajar a A Coruña y ponerse a las órdenes de Manu Sánchez. Serán las siguientes en conocer la rutina ganadora del técnico del Dépor Abanca, quinto clasificado de la Primera Iberdrola con un partido menos y auténtica revelación de la categoría en la temporada de su estreno en la elite.

En el campo desde dos horas antes. A Manu Sánchez le cuesta conciliar el sueño en la víspera de los partidos. "Me levanto muy temprano, duermo bastante mal", confiesa el técnico, que para los compromisos de casa suele llegar a Abegondo dos horas antes del comienzo del partido junto a sus ayudantes, con media hora de antelación con respecto al equipo.

Las jugadoras lo saludan una a una. Le gusta conectar con sus pupilas desde que llegan al campo no solo para fomentar la complicidad y la confianza, sino también para pulsar las sensaciones de cada una: "Ellas llegan y nos saludamos. Una a una tienen que venir a saludarme, porque me gusta verles las caras y que ellas me vean a mí. Creo mucho en eso, en que nos veamos las caras".

Toma de contacto con el césped. Familiarizarse con las condiciones del terreno de juego es obligatorio antes de competir: "Ellas entran, si traen algo lo dejan en el vestuario, y van a ver el campo siempre. Hago mucho hincapié en que vean el campo, si está muy blandito, cómo quedó la hierba de corta, el agua, etcétera. Mientras, yo entro y les preparo las hojas del balón parado en la pizarra".

Recibimiento y mensaje motivador. Las jugadoras se reúnen en el vestuario y antes de vestirse de corto Manu Sánchez les brinda un breve "recibimiento", que no es más que "un par de frases para que sepan que este partido va de esto" y al mismo tiempo "algo para encenderlas" desde el punto de vista motivacional. Por ejemplo, antes de jugar contra el Tacón, germen del Real Madrid femenino, el técnico les recordó que el equipo blanco masculino estuvo 18 temporadas consecutivas sin vencer en Riazor para que ellas hicieran todo lo posible por iniciar una racha parecida en Abegondo. Ganaron 3-1.

Juegos de activación en el campo anexo. Una vez que las futbolistas están cambiadas acceden al campo de hierba sintética, por detrás de la grada principal de Abegondo, para realizar una "pequeña activación" fuera de las miradas del público. "Son cinco o seis minutos de la preparadora física con ellas en los que hacen diferentes juegos, más que nada para soltar nervios", relata Manu.

Alineaciones, pizarra y charla táctica. Las jugadoras regresan al vestuario para escuchar la charla táctica, tampoco muy extensa, solo para recalcar "los cuatro puntos más importantes en la pizarra, ya con las alineaciones". "También recordamos las señales para el balón parado e inmediatamente salen a calentar", añade.

También cerca en el calentamiento. Manu Sánchez sale al césped con sus jugadoras porque "igual que me gusta lo del saludo, también me gusta estar cerca de ellas mientras calientan". "Siempre tienes algo que decir, siempre pinchas a una... Quiero estar presente siempre en el campo, por eso también me pongo las botas", argumenta el coruñés. Así son sus rituales y los de sus jugadoras, detalles que también están sumando para ayudar al Deportivo Abanca a consolidarse en Primera.