Cada partido en el Carlos Belmonte recuerda que fue en este campo donde el Deportivo logró la mayor goleada de su historia como visitante (2-8, en la temporada 1994-95), pero Albacete es también el lugar que decidió el último regreso de Arsenio Iglesias al banquillo del club blanquiazul. Fue tres años antes de ese resultado histórico. En su reencuentro esa temporada de 1991-92 con la Primera División, el equipo coruñés salió goleado del campo del equipo manchego (3-0) a falta de ocho jornadas para el final de la Liga y se mantenía en puestos de promoción con 23 puntos, los mismos que el Tenerife, que marcaba la salvación; uno más que el Valladolid, que ocupaba el otro puesto de promoción; y con dos de ventaja sobre el Cádiz, penúltimo y ya en puestos de descenso. Aquella debacle ante el equipo que lo había acompañado en el ascenso el curso anterior llevó a Augusto César Lendoiro a recurrir por segunda vez al técnico de Arteixo, ya retirado.

Era el tercer regreso de Arsenio al equipo en el que se formó como futbolista y como entrenador. Había llegado al banquillo blanquiazul en el curso 1970-71 para sustituir a Roque Olsen tras la jornada 17ª. En su estreno obtuvo el ascenso a Primera División, fue aquella campaña que concluyó con el famoso gol del Beci al Rayo Vallecano en Riazor (1-0), un tanto que le había dado el ascenso al cuadro blanquiazul. Se marchó el de Arteixo al finalizar el curso 1972-73, una vez se consumó un nuevo descenso a Segunda. Tras pasar por el Hércules, Zaragoza, Burgos Elche y Almería, casi siempre en Primera, el de Arteixo fue reclutado por Jesús Corzo Sierra para que liderase el equipo que intentaría el regreso a la elite en 1982-83, justo después del Mundial 82. Estuvo tres temporadas y se marchó, en principio para retirarse, en junio de 1985.

Dedicado al Compostela para mantenerse en activo cerca de casa, fue reclamado de nuevo cuando la temporada 1987-88 cubría su último tercio. Andrés García Yáñez había ascendido a Luis Rodríguez Vaz del Fabril para suplir la baja de Eusebio Ríos, pero el equipo no conseguía salir de la zona baja de la clasificación y recurrió a Arsenio. Fue la campaña del gol de Vicente; y la del descubrimiento de José Ramón y, sobre todo, de Fran. Los hermanos González Pérez. Siguió Arsenio hasta el final del curso 1990-91, cuando el Deportivo ascendió a Primera División después de 18 temporadas vagando por Segunda, con sendas incursiones por Tercera y por Segunda División B. Se marchó dejando al equipo coruñés en la elite.

Pero tuvo que regresar y fue tras la debacle de Albacete en abril de 1992. El equipo coruñés perdió por un contundente 3-0 ante un equipo que el año anterior había sido su compañero en el ascenso, era la época del Queso mecánico dirigido por Benito Floro, un técnico en eclosión. A falta de ocho jornadas para el final el cuadro coruñés ocupaba la 17ª posición „jugaba la promoción con el 18º„ a cuatro puntos del descenso y a uno de la salvación en una temporada en la que las victorias se pagaban todavía a dos puntos. El reestreno de Arsenio se produjo en la jornada siguiente, contra el Burgos en Riazor (2-2, el 19 de abril de 1992). Fran y Claudio habían adelantado a los blanquiazules con sendos goles (2-0), pero Balint neutralizó esa ventaja entre los minutos 80 y 87. Otro punto que volaba, pero el sumado sacó a los deportivistas de la zona de peligro.

Quedaban siete jornadas en las que los hombres de Arsenio sumaron siete puntos más, suficientes para evitar el descenso directo, pero insuficientes para evitar la promoción. Tenían que ganar en El Sadar a Osasuna y que el Espanyol no puntuase en San Sebastián. El Deportivo cumplió y venció en Pamplona (0-1) con un gol de Kiriakov, pero el Espanyol empató en su visita a la Real Sociedad (1-1). Llegó la promoción contra el Betis, aquella celebración y la frase que quedará para siempre ("¡cuánto sufrimos Martín"!) y el inicio de una época esplendorosa que para el de Arteixo se prolongó hasta junio de 1995, cuando abandonó Riazor en medio de la celebración por la conquista del primer título del club: la Copa del Rey.