La mejor jugadora gallega de las últimas décadas, junto a Vero Boquete, llega a A Coruña con el Valencia para medirse al Dépor y cumplir su sueño de niña: jugar en Riazor. Mari Paz Vilas (Vilagarcía, 1988) se enamoró del fútbol con los finos estilistas blanquiazules y terminó por despuntar. Para ser profesional tuvo que irse fuera y acabó siendo internacional y la máxima goleadora de la historia del Valencia. Un día antes de una cita histórica, lamenta no haber tenido en su día un acceso a la élite en su tierra como el que ofrece hoy el Dépor, aunque valora la apuesta coruñesa en estos cuatro años.

Es capitana del Valencia ¿Ha imaginado ese sorteo previo al partido de Riazor?

Será un momento muy bonito. Llegar como jugadora consolidada al campo en el que siempre has soñado jugar... Tenía la broma de que había jugado en Mestalla, en Balaídos y en muchos estadios, pero no había podido hacerlo en Riazor y por fin lo consigo. Me sorprendió para bien que abriesen el estadio para nosotras.

¿Cómo se enteró?

Por mis compañeras. Era el día de mi cumpleaños y me avisaron por un grupo de whatsapp que tenemos. Sabían que me hacía mucha ilusión.

¿Le tiraba el blanquiazul?

Claro. Yo soy del Dépor desde pequeñita y he crecido viendo jugar a Djalminha, a Bebeto, a Valerón. Me flipaban. Y con Valerón tengo contacto, cierta relación. Hemos hablado de fútbol. Es superbuena persona. Me regaló su camiseta cuando yo era una niña. Siempre fui muy de mediapuntas, siempre me llamaron la atención.

¿Cómo fraguó esa relación con el canario?

Muchos años después, cuando yo estaba en el Valencia, él vino un día con Las Palmas a entrenarse y nos quedamos un rato hablando. Intercambiamos teléfonos y luego se interesó mucho por mí. Cuando yo iba con la selección, él estaba haciendo el curso de entrenador y me quedaba muchas veces hablando con él. Es muy humilde y cercano. En el fútbol masculino sorprende ver esos detalles, pero alegran mucho.

Cedida por Mari Paz Vilas

¿Venía a A Coruña a ver partidos cuando era una niña?

No. Tenía la mala suerte de que me pillaba lejos y a mis padres les costaba llevarme porque era tarde, pero en la tele no me perdía uno. Me tiraba, crecí viendo a Bebeto y me hice simpatizante del Dépor. Aun así, la verdad es que nunca he sido anticeltista, me encantan los equipos gallegos.

¿Qué hubiera dado usted por un proyecto como el del Dépor cuando empezó a despuntar?

Mucho. La gran pena es que todas nos tuvimos que ir al no haber entonces un equipo referente en Galicia, pero ha cambiado y, al menos, lo hemos podido ver.

¿Le tantearon este pasado verano desde A Coruña para contratarla?

Sí, me llamaron, pero yo tenía contrato con el Valencia y no podíamos hablar, no tenía lógica.

¿Y este próximo verano?

La vida del futbolista es cambiante y en Valencia estoy a gusto, pero termino contrato y no sé lo que va a pasar. ¿Dépor? Nunca digas nunca, pero a día de hoy...

¿Vendrá a verla su familia?

Claro que sí, tengo que empezar a gestionar las entradas. Espero que no me líen nada con pancartas ni nada de eso, pero me espero cualquier cosa de mis primas (se ríe). No me gusta llamar mucho la atención con esas cosas.

¿Qué partido espera?

Será muy diferente a los de Abegondo. Para ellas será un aliciente y también estarán nerviosas. Será de tú a tú. El Dépor es un equipo al que le encanta tener el balón, da gusto jugar contra ellas, no son destructivas. Plantearán lo mismo que nosotras. Será bonito.

¿Habrá gente?

Apostaría que sí. En Galicia nos tira mucho el fútbol y en Abegondo ya se ve que meten muchas personas y eso es muy difícil para un equipo que acaba de ascender.

¿Cómo vive la eclosión del fútbol femenino en Galicia?

Yo siempre decía que estábamos unos años atrasados y ahora, en parte también gracias a que el Dépor ha apostado y a que es un equipo grande, imagino que las niñas ven más cerca jugar en Primera porque lo tienen en casa. Es más fácil que salir fuera, irte de casa y tener que buscarte la vida. Ha pegado un estirón, es cierto.

¿Cómo ha visto al Dépor?

Ha sido la sorpresa. Me alegro de que un equipo gallego haya apostado y le esté yendo tan bien. Es normal también que les pase factura porque son muy jóvenes y la competición es muy larga, pero acabarán la Liga en la parte alta.