Habrá quien pueda pensar que lo de este asombroso Deportivo se resume en la suerte después de abrochar ayer la séptima victoria consecutiva con un gol de Koné en el último suspiro. Que la reacción del último mes parte del duende de un técnico que ha tocado al equipo con una varita mágica. Habrá incluso quien se caliente la cabeza con conspiranoias porque no da crédito a la transformación de un conjunto que en las últimas seis jornadas ha sumado tantos puntos (18) como en las 22 anteriores. Resulta comprensible agarrarse al recurso del azar cuando se trata de un deporte, el fútbol, tan sujeto a los vaivenes de la fortuna, pero detrás de la resurrección blanquiazul hay mucho de método.

En el Deportivo de ahora, por ejemplo, si hay una falta a favor en el último minuto, ya no la pone en juego Álex Bergantiños, sino que prácticamente todo el equipo puebla el área para obligar al rival a centrarse en las marcas, de manera que el jugador con mejor golpeo queda liberado. Así se cocinó el centro de Keko que remató Koné en el descuento para prolongar la dinámica victoriosa de un conjunto que sigue alimentando la ilusión sin perder de vista de dónde venía.

Por eso Fernando Vázquez insiste en mantener las señas de identidad sobre las que ha construido la reacción deportivista y, al menos por ahora, no se separa del esquema con cinco defensas. Alguna tentación tiene de hacerlo para liberar a Emre Çolak y explotar las bandas con algunos de los jugadores que han reforzado al equipo en el mercado de invierno, pero Santo Domingo no parecía el escenario propicio para un volantazo. El partido que se le presentaba al Deportivo exigía el rigor defensivo exhibido en las últimas semanas y el esfuerzo colectivo de un conjunto que sacrifica los alardes en ataque para sufrir lo menos posible.

La fórmula le funcionó ayer al equipo de Vázquez frente a un Alcorcón que inquietó poco la portería de Dani Giménez salvo en disparos lejanos o a balón parado. El Deportivo, consciente de que los madrileños se encuentran más cómodos a la expectativa, decidió cederle la iniciativa a su rival para resguardarse a la espera de alguna oportunidad.

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El Dépor gana en el descuento en Alcorcón

La primera le llegó sobrepasado el cuarto de hora, cuando Víctor Mollejo, de nuevo lateral izquierdo, ganó la línea de fondo y cedió atrás la pelota para Emre Çolak, que de primeras puso el balón al corazón del área para la llegada desde atrás de Eneko Bóveda. Le faltó un palmo al lateral derecho para cazar el balón y adelantar a los deportivistas, que apenas un minuto después tendrían otra buena oportunidad.

Un servicio de Aketxe desde la banda izquierda lo remató de manera defectuosa Koné en el primer palo. Fue el segundo aviso del conjunto blanquiazul, bien asentado sobre el campo en la primera parte ante un Alcorcón que insistía a través de Stoichkov. El jugador cedido por el Mallorca fue el mayor quebradero de cabeza para los deportivistas, que una vez más se sacrificaron en las ayudas.

Eso hizo de nuevo perder fluidez al equipo, porque la solidaridad defensiva tanto de Çolak como de Aketxe les resta presencia en el ataque. Aún así el Deportivo ayer tuvo profundidad cuando logró asomarse por las bandas para llevar peligro al área del Alcorcón. Le faltaron ocasiones claras incluso cuando Vázquez buscó más vuelo por los costados con la entrada de Keko y Hugo Vallejo, pero nunca le perdió la cara a un encuentro al que se adaptó a la perfección.

El premio al Deportivo le llegó cuando el encuentro ya se daba por amortizado, en una acción fabricada a la perfección. Gaku prefirió no colgar directamente una falta lejana y la orientó hacia Keko Gontán, libre de marca para colocar un centro perfecto hacia el área. Allí cazó el balón Koné, delantero ayer de circunstancias por las bajas de Sabin Merino y Claudio Beauvue, que selló la séptima victoria consecutiva para un conjunto blanquiazul que sigue de dulce, impulsado por una racha que lo aleja un poco más de las posiciones peligrosas de la clasificación.