Casi todo le estaba saliendo perfecto al Deportivo hasta ese fatídico último cuarto de hora, con el doblete de Stuani y varias decisiones arbitrales polémicas. Figueroa Vázquez perdonó la segunda amarilla al delantero uruguayo, que luego firmó el 2-2 definitivo al transformar un penalti dudoso, pero evitable. El punto sabe a poco para el equipo coruñés. Compitió a su manera, como de costumbre desde la llegada de Fernando Vázquez, muy replegado y con muchísimo sacrificio por parte de todos, y derrochó eficacia para transformar en gol dos de sus escasas llegadas. Los certeros remates de Mollejo y Álex, uno en cada parte, situaron al Dépor en el camino de su octava victoria consecutiva, truncada por el acierto de Stuani y ese factor arbitral que benefició al Girona en una recta final demasiado bronca y con interrupciones constantes.

En realidad todo el partido fue bastante duro, con muchas protestas y continuas faltas, algunas violentas, ante las que Figueroa fue subiendo y bajando a su antojo el listón de las tarjetas. Mollejo, por ejemplo, la vio antes del descanso y ya no volvió al campo tras la reanudación. Vázquez optó por protegerlo para no correr el riesgo de quedarse con un hombre menos. Detalles que marcan partidos.

La noche empezó torcida para el Dépor con la tempranera lesión de rodilla de Somma. Muy mala pinta. Álex entró para recomponer el centro del campo y Peru retrasó su posición para situarse en el eje de la zaga. El vasco se adaptó a la perfección a ese nuevo rol, que será suyo a partir de ahora para cubrir la baja del italiano. De momento, es la solución que más gusta a Vázquez, aun a sabiendas de que pierde a un centrocampista que estaba rindiendo a un gran nivel sosteniendo la medular junto a Gaku. Y eso que ayer Álex no desentonó. Al contrario. Completó un partido notable, gol incluido, para demostrar que es tan competitivo como el que más. Todos a una. Desde Mujaid, un auténtico espectáculo, hasta Çolak, sacrificándose por el equipo.

El Girona, un rival que triplica el límite salarial del Deportivo, exigió mucho. Dominó a sus anchas la posesión, moviendo el balón de un lado a otro, pero sin encontrar un resquicio por el que penetrar el sólido muro local. Con mucho menos, el equipo coruñés abrió el marcador en su primera aproximación, un centro de Bóveda que Mollejo cabeceó de manera impecable (m.17).

A base de orden y sacrificio, el Deportivo mantuvo alejado el peligro, obligando al Girona a finalizar sus acciones desde lejos. De falta casi marcó Granell, cuyo lanzamiento se envenenó tras tocar en la barrera. Fue la mejor ocasión visitante hasta el descanso.

Al Dépor no le incomodaba atrincherarse con todos sus jugadores por detrás del balón. Era el plan que le había dado resultado en las anteriores jornadas, así que lo volvió a fiar todo a su solidez atrás. Mucho tiempo, toda la segunda parte, para defender un gol de ventaja. Brandon y Aday estuvieron cerca de empatar poco antes del golazo, de zurda, de Álex.

Con el 2-0 el Girona se volcó todavía más en ataque, aunque fue Çolak el que estuvo más cerca de marcar. Perdonó el tercero tras una gran combinación entre Aketxe y Gaku justo antes de ese fatídico cuarto de hora final. Stuani recortó distancias a la salida de una falta y luego debió ver la segunda amarilla por un manotazo en un salto. Figueroa Vázquez se la perdonó poco antes de señalar un penalti dudoso de Montero, que arriesgó demasiado ante un rival que estaba de espaldas a portería. Otro error del andaluz que le hará crecer. Stuani, desde los once metros, selló el empate y evitó la octava victoria consecutiva del Dépor, cuyas protestas no valieron de nada. Solo para que Vicente viera la roja.