Al Deportivo le sienta mal tener que llevar el peso de los partidos. Sufre cuando el rival le deja la iniciativa y ayer sus únicas ocasiones verdaderamente peligrosas llegaron a balón parado, con las faltas directas lanzadas por Aketxe. Ese 59% de posesión no se reflejó en llegadas al área. Al contrario. El Dépor se estrelló una y otra vez contra la ordenada muralla lucense. El Lugo tenía estudiado al equipo coruñés y supo cómo contenerlo, entregándole el balón para que lo amasara de forma estéril, prácticamente sin ninguna profundidad.

Exceptuando el reestreno de Fernando Vázquez en Soria, donde el Dépor dominó ligeramente la posesión (51,3%) ante un rival que jugó una hora con un jugador menos, en los anteriores encuentros con el técnico de Castrofeito siempre había tenido más tiempo la pelota el rival. Salvo en ese partido de Los Pajaritos, los porcentajes de posesión del Deportivo siempre habían sido inferiores al 50%: ante Racing (44,9%), Cádiz (47,8%), Albacete (38,7%), Las Palmas (35,2%), Alcorcón (38,5%), Girona (40,8%) y Zaragoza (45,6%). Ayer, en cambio, el Dépor tuvo más el balón (58,9%) pero sin apenas crear peligro.

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0-0 en el Deportivo-Lugo

Nadie iluminó el ataque a partir de tres cuartos de campo pese a los intentos de Aketxe por darle cierto sentido al juego. Vicente, falto de ritmo, tampoco logró imponerse en la zona ancha, donde el Deportivo acusó la baja de Gaku Shibasaki por sanción.

Menos aún apareció Çolak, de nuevo desdibujado al partir desde la izquierda. Trató de meterse hacia dentro en la fase ofensiva, pero nunca fue ese canalizador que el equipo necesitaba. Algo más entró en juego en la segunda parte, cuando centró su posición, pero sigue sin marcar diferencias en Segunda. En definitiva, el Dépor sigue teniendo una cuenta pendiente con el balón. Sus rivales lo saben, como dice Vázquez le han cogido el "truquillo", y para salvarse tendrá que dar un paso al frente en esa faceta.