El hueso del Lugo se le sigue atragantando a un Deportivo al que una temporada más se le resiste la victoria contra sus vecinos. Es un frenazo inesperado y a la vez peligroso para un equipo que se había acostumbrado al champán desde comienzos de año y que en los últimos tres partidos ha tenido que tragar engrudo. De siete victorias seguidas se ha pasado a dos empates y una derrota que devuelven al conjunto blanquiazul a la realidad incómoda de la que se evadió con unos resultados ilusionantes que lo subieron a la cresta de una ola de la que ayer se cayó de manera dolorosa. Fue un empate decepcionante que deja consecuencias más allá de la clasificación. El tropiezo hay que apuntarlo en el debe de Fernando Vázquez, artífice con mayúsculas de la resurrección deportivista y al mismo tiempo responsable ayer de no aportar soluciones a un planteamiento descuidado.

El técnico confió de nuevo en el esquema con cinco defensas sobre el que construyó la reacción blanquiazul a pesar de que ha perdido de un plumazo a su central de referencia „Somma„ y con él a su pivote más fiable „Nolaskoain„, obligado a retrasar su posición. Vázquez sigue fiándose de ese planteamiento aunque el equipo haya dado síntomas de necesitar un giro que ayer contra el Lugo pareció imprescindible. El Dépor fue demasiado precavido cuando necesitaba una pizca de atrevimiento y abusó del control en el momento que el partido le pedía desborde. El entrenador deportivista tenía recursos para cambiar el guion, pero le faltó la cintura que tuvo en otras ocasiones para doblegar a un rival incómodo y experto en escenarios como el de ayer.

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0-0 en el Deportivo-Lugo

El Deportivo buscó de inicio que el partido se jugara a dos velocidades. Quiso dormirlo cuando el Lugo era el que manejaba la pelota y darle ritmo con la posesión, pero la propuesta de Vázquez se fue desdibujando a medida que se iban consumiendo minutos. Los visitantes, confundidos al comienzo cuando vieron que los blanquiazules replegaban y le daban metros en el inicio de la jugada, se fueron encontrando cada vez más cómodos porque se sentían seguros ante un rival al que se le atragantaba manejar el juego.

No encontraba la forma el Deportivo de desplegarse con profundidad desde la defensa para contrarrestar la presión adelantada que el Lugo combinaba con su repliegue y cuando lo hacía se encontraba dos líneas sólidas de los visitantes que amargaban a Çolak, Aketxe y Sabin Merino.

Los laterales tampoco tenían la profundidad de otros partidos y cada minuto que se consumía se convertía así en un pequeño triunfo para el Lugo.