El Deportivo se encontró el domingo contra el Lugo en medio de un escenario que no había transitado desde el regreso de Fernando Vázquez al banquillo. Por primera vez con el técnico de Castrofeito al mando, un rival le cedió por completo la iniciativa y el manejo del balón. Fue algo desconocido para un equipo que se había acostumbrado a sobrevivir sin la pelota y a obtener valiosos réditos de una propuesta sobre la que Vázquez construyó la resurrección del conjunto blanquiazul. Otros habían intentado antes que fuera el Deportivo el que tuviera el control del partido, pero ninguno lo llevó al extremo de los lucenses. Así se explican unas cifras de manejo del balón y de pases completamente desconocidas para los blanquiazules desde comienzos de año.

La posesión contra el Lugo alcanzó el 58,7%, mientras que en los ocho partidos anteriores bajo la dirección de Vázquez la media fue del 42,8. Hasta 545 pases completaron los jugadores blanquiazules, muy por encima de los 375 que promediaron en los encuentros ante Numancia, Racing, Cádiz, Albacete, Las Palmas, Alcorcón, Girona y Zaragoza.

Esos datos, sin embargo, no se tradujeron en un juego más fluido del que acostumbraba el Deportivo desde que el técnico de Castrofeito tomó las riendas y articuló un sistema con cinco defensas que permitió al equipo encadenar seis victorias consecutivas y abandonar las posiciones de descenso. Tampoco se multiplicaron las ocasiones de gol frente a un Lugo que se mostró inofensivo, pero a la vez muy seguro. Las mejores oportunidades blanquiazules llegaron a balón parado en dos lanzamientos de falta de Aketxe, pero el dominio del balón no se supo traducir en peligro sobre el área rival.

Fernando Vázquez lo reconoció nada más finalizar el partido, contrariado por no encontrar la manera de hacer daño al Lugo. En partidos anteriores su equipo había necesitado mucho menos el balón para decidir los encuentros a su favor y ante los lucenses se atragantó con él. Contra la Unión Deportiva Las Palmas registró la menor posesión desde la llegada de entrenador santiagués (35,2%), pero aún así fue capaz de doblegar a los canarios. Tampoco ante Albacete (38,7%) y Alcorcón (38,5%) necesitó de la pelota para amarrar dos victorias fundamentales con las que asomar la cabeza fuera de las posiciones descenso.

En el resto de partidos con Vázquez al mando la posesión estuvo más repartida, pero aún así el equipo tampoco necesitó completar tantos pases como los que acumuló contra el Lugo. La barrera de los 400 solo la superó ante Cádiz y Zaragoza, antes siempre se había quedado muy por debajo, y jamás se acercó a los 545 del domingo contra el Lugo.

El reto para Vázquez consistirá ahora en adecuar la solidez defensiva alcanzada desde su llegada a la evolución con la pelota que le han exigido rivales como el que el domingo visitó Riazor. Lo hará previsiblemente a partir de un sistema con cinco defensas al que no parece dispuesto a renunciar.