Esther Sullastres (Torroella de Montgrí, 1993) aterrizó el verano pasado en el Deportivo Abanca después de una grave lesión de rodilla que a punto estuvo de acabar con su carrera. Fue el primer fichaje del equipo para su estreno en la Primera Iberdrola y ella misma tenía dudas sobre cómo podría responder en su vuelta a la competición después de año y medio parada. Recién renovada por dos temporadas, en A Coruña ha recuperado su mejor versión y ha dejado actuaciones de mérito como la que firmó en los cuartos de final de la Copa de la Reina ante el Barcelona.

¿Cómo resumiría todos esos meses desde que se lesionó hasta la renovación con el Dépor?

Fueron meses duros y que se hicieron muy largos. Es una lesión que te deja apartada siete u ocho meses y al final estuve un año y siete meses. No fue porque se complicaran las cosas, sino porque al final las ofertas que había se esfuman o los clubes no quieren apostar. En el caso del Dépor me hizo mucha ilusión que un club así, que apuesta por el femenino, que es profesional y con unas estructuras muy buenas, apostara por mí. Quiero devolver esa confianza. Aunque pueda sonar a tópico, es así.

¿Es una cuestión de lealtad?

Básicamente es eso. Estoy muy cómoda aquí y estoy volviendo a recuperar mi mejor versión. Veo que tengo oportunidades y minutos y que tengo la manera de aprender y mejorar. Me gusta la forma que hay aquí de trabajar y, aunque esté muy lejos de casa, me siento muy bien.

¿Cómo se imaginaba que iba a responder?

Tenía dudas, por eso no viene aquí la primera vez que me llamaron. Tenía miedo y psicológicamente no me sentía preparada. El error que cometemos muchas personas cuando tenemos una lesión es compararnos con otras que a lo mejor tienen más recursos. Yo en ese momento me veía muy atrasada en el proceso.

¿Ha cambiado su manera de ver el fútbol tras la lesión?

Ahora disfruto más. Antes vivía el fútbol de otra forma y no sé si por el impasse de la lesión he cambiado. Antes estaba más tensa, más seria y más enfadada. Me llevaba el fútbol al terreno personal y eso al final psicológicamente también es una carga. Ahora simplemente disfruto.

De las dudas ha pasado a actuaciones como la de los cuartos de Copa en Barcelona...

Tuve que intervenir mucho, pero era el Barcelona, así que estaba claro que iba a tener trabajo. No fue algo espectacular, fueron intervenciones más o menos normales, pero sí que me sentía muy bien y con confianza, que quizá es más importante que responder. Ya desde el calentamiento me sentía muy bien.

¿Qué supone esa actuación para usted?

Estoy muy feliz, sobre todo porque hay mucho trabajo detrás. No solo hay horas de entrenamiento, sino también de gimnasio y preparación a nivel nutricional y psicológico. Es una pequeña recompensa a todas esas decisiones que tomé en un determinado momento y que no sabía si iban a salir bien, porque también dejé muchas cosas atrás, como mis estudios, que he aparcado por un tiempo y que para mí son muy importantes. Con cosas así ves una recompensa y los frutos, por eso me siento satisfecha y feliz.

¿Y para el equipo qué representa ese partido a pesar de la eliminación (el Deportivo Abanca cayó en la última jugada de la prórroga)?

Fue algo histórico, algo que quedará marcado en este equipo, que es muy joven todavía desde su creación. El otro día a Manu (Sánchez) le preguntaron si le había impactado más el ascenso o ese partido y se quedó con lo de Barcelona por todo lo que se logró. El Barça lo tenía todo a favor para una goleada, primero por el nivel de la plantilla que tienen, por la poca preparación que tuvimos nosotras, por alguna baja que teníamos y luego porque el sorteo tampoco nos favoreció y era en su casa. Lo etiqueto como algo histórico.

¿Cómo explica la remontada posterior contra el Tacón en solo diez minutos?

Fue a raíz del primer gol. El equipo se vino arriba. Ves que no hay nada que perder después de un partido malo, te animas y también hay calidad arriba. Fueron un golazo de Kika y acciones individuales de Michelle (Romero). Me alegro mucho por ellas, porque tampoco estaban teniendo muchos minutos. Al final el Dépor es así, todas sumamos y todas nos hemos visto implicadas en algún momento de la temporada.

¿Han cambiado resultados así la manera en la que las ven las rivales?

Seguro. Los equipos van conociéndonos más y preparan mejor los partidos. Creo que nos ven con mucho respeto porque ofrecemos fútbol de toque y con mucha combinación. Eso es lo que más llama la atención, porque incluso contra el Barcelona no rifamos balones e intentamos salir desde atrás en momentos de presión alta. Eso prevalece a pesar de que los rivales te analizan y te conocen más.

Su vuelta tras la lesión ha coincidido con una época de crecimiento del ´fútbol femenino, ¿cómo lo vive?

Cuando empecé a jugar tenía en mente que esto iba a dar un salto profesional, pero también pensaba que no me iba a pillar a mí, que sería cosa de otras generaciones. Es todo como yo me había imaginado en mi cabeza, pero no tan de golpe. Me acuerdo cuando empecé en L'Estartit, en mi pueblo, que los viajes eran de 15-16 horas, sin hotel y de jugar y volver. No había presupuesto, compartíamos campo con equipos de regional, entrenábamos en campos de tierra, había diez personas y ocho eran padres... O sea, para mí es impresionante y me siento muy afortunada de poder vivir un cambio que sabía que iba a llegar, pero no imaginaba que fuera tan de golpe ni de que me pillara a mí.

En medio de ese crecimiento y después de la firma del convenio colectivo, ¿dónde está el siguiente reto?

A mí me gustaría que todo se estabilizara. Hay momentos puntuales en los que se llena San Mamés o el Wanda y hay 8.000 personas en Riazor, pero a mí me encantaría que, de esas 8.000, se engancharan 2.000 y en el siguiente partido en Abegondo hubiera un lleno y tuvieran que abrir el campo de al lado. También es nuestro trabajo enganchar a la gente, demostrar que hacemos un fútbol atractivo y que somos profesionales. Está en nuestras manos, aunque también los medios de comunicación tienen su importancia para que haya visibilidad.

¿Dónde se ve en un futuro más a largo plazo?

Yo me veo aquí. Yo cuando me lesioné, por ambición y por ganas, tenía la idea de hacer carrera en un club. Aquí he encontrado un sitio donde soy feliz y en el que puedo mejorar. Yo también necesito una estabilidad porque creo que cambiar de equipo no me ayuda.

¿Y al equipo dónde lo ve en los próximos años?

Eso también es algo que depende de la directiva. Aquí hay muchas jugadoras jóvenes que pueden utilizar este club como un trampolín para irse a otros equipos, aunque a mí me gustaría que no y que se apostase por este bloque y por retener a la gente. Poco a poco se podría pensar en la Copa o disputar puestos de Champions. Yo lo veo así y es mi sueño.