Pablo Pereiro lleva 20 años en el Dépor y hace menos de cuatro le encomendaron, junto a Manu Sánchez, comandar el Dépor Abanca, reto que suponía para él pisar territorio desconocido. Hoy el equipo es cuarto de la Primera Iberdrola y encandila a su afición.

La charla con este diario se produjo antes de que estallase la crisis por el coronavirus que obliga a quedarse en casa. Con la competición y las gestiones paradas y las jugadoras en sus domicilios, el responsable del equipo femenino y Manu Sánchez se afanan estos días en estar al tanto del estado de todas ellas con especial atención a Gaby, Michelle y Kika que estuvieron hasta el ecuador de la semana pasada concentradas con la selección venezolana en Roma.

¿Imaginaba que a estas alturas de competición el equipo iba a ser cuarto en la tabla?

No, desde luego que no. Es sorprendente y gratificante. Nadie iba a pensar en llegar a estos niveles, pero bienvenido sea.

¿No le asustó el encargo?

Al principio, mis conocimientos eran cero. Le dije a Manu: "Dime lo que hay que hacer". Él, al principio, pilotó la parte deportiva, porque yo sabía de jugadores, no de jugadoras. Me dijeron que venía Teresa y yo no sabía ni quién era. Luego me puse y he visto muchos partidos. La gente no se puede figurar cuántos y eso que no solo hago esto en el club. Hay que conocer el mercado. Cuando vinieron Carolina y Lorena hubo que ver de Colombia y cuando llegaron las venezolanas, el mundial sub 17, y ahora seguimos haciéndolo. Hubo que adaptarse.

¿La afición se identifica más con ellas que con ellos?

Creo que es por la novedad. Por desgracia, el primer equipo los resultados están ahí, una de cal, otra de arena, y el femenino siempre tuvo una línea buena y regular. Y ellas son cercanas, accesibles; han ido a muchos actos. Nos preocupamos por eso y ellas se prestan.

Mantienen la plantilla al subir a Primera Iberdrola. ¿Por convencimiento o necesidad?

Más convencimiento que necesidad, pero también la hubo, no lo voy a negar. Yo pensaba que el Dépor el año pasado, el que asciende, estaba ya para competir en mitad de tabla de Primera Iberdrola, haciendo la goma con la parte baja. Y teníamos jugadoras jóvenes, que llevaban tiempo juntas y pensábamos que había que seguir así. Aun así, era evidente que había algunas posiciones a reforzar. Fichamos dos porteras, una central y una delantera. Andábamos con la duda de una mediocentro y de ahí que llegase Carolina en enero.

¿Le asustó el Teresa Herrera?

Sí, pero con matices. Empezamos la pretemporada después de un verano que nuestras jugadoras lo disfrutaron mucho y bien. El primer partido importante fue ante un trasatlántico. Me preocupé, pero ellas más. Hubo que reunirse con los preparadores y hablamos de darle una vuelta. No podíamos salir así a competir, porque era mejor quedarnos en casa.

Se preocupan de atender, de ofrecer condiciones a las jugadoras. ¿Le ayudan esos detalles al negociar renovaciones?

Se mira todo. El Dépor se ha convertido en un equipo muy atractivo. Para bien y para mal. Antes no lo conocía nadie, sabían que éramos buenos, que metíamos goles, pero no tenían ni idea de quién era Teresa o Nuria. Ahora viajo y veo que en el femenino con respecto al masculino hay muchas desigualdades y aquí, cuando vienen, les enseñamos Abegondo y algunas no están acostumbradas.

Las renovaciones demuestran una apuesta económica. ¿Se está haciendo un esfuerzo?

Evidentemente hay que mejorarles, pero para mí es muy importante no hacer contratos cortos, aunque en algunos casos no quede otro remedio. Que no sean de temporada en temporada, algo que por lo que he visto es muy habitual en el fútbol femenino. Hay que dotarlo de una cierta estabilidad.

Renovar a Peke por tres años, un cambio de tendencia, ¿no?

Lleva tiempo aquí, está contenta, se siente importante y dirá, "¿por qué no me voy a quedar?". Llegamos a ese acuerdo y te garantizas una cuota de gol muy importante. El año que viene la parte de arriba va a ser la misma. Gaby, Athenea y Michelle también siguen. Salvo Peke, que también es joven, son todas de 19, 20 o 22 años. El Dépor es el segundo equipo más goleador tras el Barcelona, aunque también encajamos.

Y dijo otra vez no al Athletic...

Dos años llamándole. A lo mejor nosotros nos esforzamos más.

¿Le costó renovar a Athenea?

Ya contaba con uno más y tuvo una pequeña mejora, aunque en un principio lo que le planteamos es que firmara más años, pero ella es así, como juega: un terremoto. Quería ir año a año y no le insistí, porque hay que saber hasta dónde puedes forzar. Me hubiera podido contar con ella dos o tres más.

¿Renovarán María Méndez y Teresa Abelleira?

Estamos ahí. Confío en que sigan, pero esto es fútbol. Sería bueno para ellas. Son jóvenes y no olvidemos que somos cuartos. Están en un equipo importante, con buenas instalaciones, bien atendidas. ¿Que pueden ganar más dinero en otro lado? No te digo que no, pero todo tiene un precio.

Están a la altura de Athletic y Real. ¿Lo ideal sería seguir ahí?

Exactamente. Otra cosa es que se pueda. Si mantenemos el bloque con María y Teresa y hacemos dos o tres fichajes de nivel, quedaría un equipo francamente bueno.

¿Les influye el convenio?

No somos de los que más les afecta. Ellas, cuando van a reuniones, se dan cuenta de que el Deportivo no está señalado.

¿Cómo maniobran en el mercado con la dependencia que existe del equipo masculino?

Vamos con prudencia. Si tuviéramos al Dépor en Primera, habría más músculo, pero ahora hay que intentar mantener el bloque, pero no a cualquier precio y eso cuesta.

¿Está atado Manu Sánchez?

Tiene contrato para el año que viene. Sé que es un técnico que llama la atención, tanto él como su equipo de trabajo. Por los buenos momentos que ofrece el equipo, por lo divertido que es verlo.

¿Cómo enfoca el futuro?

Es importante no marcarse grandes objetivos, tener estabilidad y no introducir exigencia, salvo la que supone competir los partidos. Mucho futuro depende de cómo vaya la institución, pero, por ahora, no está nada mal y vamos a intentar que cada vez sea mejor.