El fútbol es lo más importante de las cosas menos importantes. Una frase recurrente en el argumentario balompédico, siempre vigente y de fácil comprensión, especialmente en situaciones tan dramáticas como la actual por la pandemia del coronavirus. La vida está por encima de todo. Lo demás es secundario. De ahí la insistencia de las autoridades sanitarias para que toda la población cumpla con el confinamiento y se quede en sus casas. Los más futboleros no pueden entretenerse con partidos en directo pero sí están aprovechando para repasar vídeos históricos de las grandes gestas de sus equipos, como en el caso del Deportivo la final de Copa del Centenariazo en 2002, emitida ayer en Teledeporte, o el 4-0 al Milan dos años después. Mucha morriña de Dépor, que se acentúa entre los aficionados de fuera de Galicia. "Claro que se echa de menos el tema del fútbol", confiesa desde Madrid Ana Guerra, presidenta de la peña Chamberí branquiazul.

"Para quitarnos un poco el mono, tiramos de partidos históricos", añade esta fiel seguidora del Deportivo, habitual en los desplazamientos del equipo. Calcula que la pasada temporada recorrió "más de 33.000 kilómetros" por toda la geografía española para arropar al conjunto coruñés. Siempre con su bombo y la maleta en la puerta, pero plenamente consciente de que "lo que toca ahora es quedarse en casa". "Si yo soy capaz de estarme quieta, ¿cómo no van a ser capaces los demás?", se pregunta Anita.

Un mensaje que comparte, también desde Madrid, la vicepresidenta de la peña Centenariazo, Cristina Romay: "Nos toca pelear a nosotros y la manera que tenemos de hacerlo es quedándonos en casa". "Ver los partidos de las grandes victorias del Dépor, como la del CentenariazoDéporCentenariazo, es una manera de matar el gusanillo", añade Romay. Desde Salamanca, el vicepresidente de la peña Meseta branquiazul, Jairo Rodríguez, también hace un llamamiento para aislarse: "Es lo que toca, estar sin fútbol, estar en casa y salir solo para trabajar; y si se puede, ni eso. Lo llevamos mal, pero es lo que hay que hacer ".

En el País Vasco, el presidente de la peña deportivista Anduriña de Llodio (Álava), Manuel Carnota, sigue acudiendo a diario a trabajar en una fábrica de plástico. Por lo demás, solo sale de casa "para bajar la basura". Siete de los 40 socios de su peña son abonados del Dépor y algunos planeaban viajar a A Coruña para ver el partido contra el Sporting, finalmente aplazado. "Hay miedo porque aquí en Llodio ya ha muerto bastante gente", relata apenado. El fútbol "es una evasión" y siempre hay tiempo para "recordar algún partido por la tele". "Todo ayuda", confiesa Carnota. También anoche rememoraron el Centenariazo desde Granada los peñistas de Al Sur de Riazor. "Así nadie tiene excusa para salir. Cada uno en su casa viendo la final", apunta uno de sus socios, Rafa Ruiz.

Menos tiempo para ver la tele tiene Agustín López, coruñés de Os Castros que lleva doce años afincado en Barcelona, donde preside la peña que lleva el nombre de la ciudad. Su hijo Roi, de dos años y medio, está cada vez más "inquieto" por el confinamiento en su domicilio, próximo a la Sagrada Familia, y apenas da un respiro a sus papás. Hace unas semanas López estaba "pensando en el viaje a Oviedo", porque había peñistas que iban a desplazarse para animar al Dépor, pero ahora ya casi prefiere "ni hablar de fútbol". "Miedo hay, porque conoces algún caso cercano. En general, la gente está concienciada", añade este aficionado coruñés.