El trimestre le ha dado para mucho a Fernando Vázquez, que cumple sus primeros 100 días desde su regreso al Deportivo en modo pausa después de haber reanimado al equipo. Lleva lo mejor que puede el confinamiento, aunque su enorme vitalidad le hace sentirse como un león enjaulado, deseoso de retomar los entrenamientos para completar sobre el verde, y no en los despachos, la difícil misión con la que volvió al Dépor: evitar su desplome a Segunda B. "Vengo aquí a intentar lo que es posible, por muy imposible que pueda parecer", anunció en su presentación el pasado 30 de diciembre. Un mensaje de esperanza pero también de realismo por la extrema dificultad del objetivo.

Cogió al equipo colista, con 15 puntos en 21 partidos, a siete de la salvación, pero desde el primer día supo devolver la fe y la confianza a una plantilla cabizbaja, y al mismo tiempo reenganchar a una afición muy disgustada y cabreada después de tantas decepciones. 100 días después y con 20 puntos más en el zurrón, el Dépor está vivo. Tiene los mismos puntos que Oviedo y Albacete (35), a los que ahora mismo superaría en caso de triple empate, y lo que es más importante, depende de sí mismo para salvarse pese al bache de juego y resultados de las últimas jornadas.

La situación sigue siendo complicada, pero todos „consejo, jugadores, afición y cuerpo técnico, empezando por el propio Vázquez„ la hubiesen firmado hace tres meses. En perspectiva, analizando de dónde viene el Deportivo, la reacción es espectacular.

El regreso más esperado. Ni Anquela, primero, ni Luis César, después, dieron con la tecla. El equipo de Fernando Vidal, candidato entonces a la presidencia del Deportivo, apostó por la vuelta de Fernando Vázquez, un regreso que deseaba desde hacía tiempo un sector importante de la afición. El 30 de diciembre de 2019 dirige su primera sesión en Abegondo, donde el presidente de transición, Toño Armenteros, lo arropa en el acto de presentación.

Todos a una otra vez. Vázquez conecta desde el primer día tanto con sus jugadores como con los aficionados. De la fractura se pasa a la unión sin fisuras desde todos los sectores del deportivismo. Todos a una con la única meta de evitar el descenso a Segunda B.

Cambio de sistema y racha triunfal. Acabar con la sangría de goles encajados „35 en 21 jornadas„ es el primer objetivo deportivo. Para ello el técnico apuesta desde el primer día por jugar con tres centrales. Los resultados son inmejorables: seis victorias consecutivas, siete contando la que logró Luis César en su despedida frente al Tenerife. De los ocho fichajes invernales el más determinante es Sabin Merino, autor de cuatro goles.

Parón en pleno bache. Al Dépor se le escapa ante el Girona la octava victoria seguida (2-2). Luego pierde en Zaragoza (3-1), empata con el Lugo (0-0) y cae en Almería (4-0). Vuelve a la zona de descenso, empatado con Oviedo y Albacete, antes de paréntesis competitivo por el coronavirus.