Cuando Mariña, Jimena, Martiño y Gael crezcan lo suficiente como para empezar a ir a Riazor, camino del estadio sus padres les contarán que cuando nacieron no había partidos de fútbol, ni ninguna actividad social, y que muchos de sus familiares tardaron semanas en conocerlos porque estaba prohibido salir a la calle para evitar el riesgo de contagiarse de un virus letal llamado Covid-19. Los niños, de la mano, los mirarán asombrados. Al principio les costará creer ese relato, pero poco a poco irán asimilando que vinieron al mundo en un momento crítico y, por desgracia, histórico. Nacieron casi a la vez en pleno estado de alarma, separados por muy pocos días. Sincronizaron sus primeros latidos y, también sin darse cuenta, reservaron en sus corazones un pedacito para el Deportivo, todavía minúsculo, pero que seguro irá creciendo con el paso de los años. Al menos eso esperan los familiares que los dieron de alta como socios del club nada más nacer. Cuatro guiños de cara al futuro con los que la familia blanquiazul sigue creciendo pese al confinamiento. 23.526 socios, y subiendo.

El pasado sábado 14 de marzo, al mismo tiempo que Pedro Sánchez decretaba el estado de alarma, nacía Martiño Rivadulla González. No en A Coruña, sino a 7.000 kilómetros de distancia, en un hospital de Atlanta, por gestación subrogada. Con varios días de antelación viajaron sus padres, Juan y Óscar, desde Monte Alto a Estados Unidos para asistir al alumbramiento. Los dos muy deportivistas, igual que Chelo Rivadulla, hermana de Juan y tía de Martiño, que fue la encargada de tramitar el carnet de socio del recién nacido. Su bisabuelo, Ángel López Torres, ya era abonado del Deportivo, y la fidelidad blanquiazul se ha ido transmitiendo con éxito de generación en generación. Dentro de unos años, aún bastantes, le tocará a Martiño continuar la cadena. "En cuanto pueda salir de casa y abran las tiendas, le compro la equipación", promete Chelo. "Somos una familia muy deportivista, de toda la vida, en las buenas y en las malas", explica orgullosa.

Volver desde Atlanta, una odisea

Todo salió perfecto en Atlanta. Los problemas llegaron después para viajar a España debido al caos burocrático en plena crisis por el coronavirus. "El niño tenía que volver con pasaporte de Estados Unidos, pero justo el día 20 teníamos cita para el papeleo y fue cuando cerró la administración", relata Juan Rivadulla. No les daban ninguna solución y tuvieron que improvisar sobre la marcha recurriendo al consulado de España en Miami para que les hicieran "un salvoconducto". Tenían planeado regresar desde Nueva York, pero no pudieron. "Tuvimos que volar de Atlanta a Miami, después de Miami a Madrid, y luego en tren hasta A Coruña", recuerda el padre. Martiño, todo un campeón, aguantó "sin problema" los dos vuelos, aunque luego "el tren le costó más". Llegaron a Monte Alto el 24 de marzo, ya con el carné del Dépor tramitado por la tía Chelo. "Somos todos deportivistas desde pequeños y él también lo será. No le queda otra", promete Juan.

Diecinueve días después que Martiño, el 2 de abril, nacía Gael Carro Viña en el hospital Belén, muy cerca de Riazor. Otro deportivista desde la cuna gracias a la gestión de su tío, Adrián Viña, quien fue más rápido que su padre -el periodista deportivo Moncho Viña, abuelo del bebé- a la hora de inscribir al pequeño como socio blanquiazul. "Adrián se me adelantó", relata resignado Moncho, el mejor abuelo posible para detallar a Gael la historia del Dépor, sobre todo la más reciente.

"Supongo que le contaré un montón de historias. Va a tener que aguantar bastantes -bromea el periodista -. La parte bonita de la historia del Deportivo sí que la viví y me gustará contársela. La suerte que tuve profesionalmente es que me tocó la época buena, la de disfrutar con el fútbol. Hay mucha historia que contar, muchas anécdotas, incluso algunas que no se pueden contar en la prensa, pero sí a él".

La mamá de Gael, Pachi Viña, guarda "recuerdos muy bonitos" de cuando sus padres, María y Moncho, empezaron a llevarla a Riazor con sus dos hermanos, Adrián y Ángela. Los cinco juntos también viajaron a muchos desplazamientos del equipo lejos de Riazor. "Nosotros éramos pequeñitos y él radiaba los partidos", explica Pachi, consciente desde niña de la "relación muy especial y muy estrecha" entre su padre y Arsenio Iglesias. Desde entonces ella y toda la familia son fieles seguidores del Dépor, igual que su pareja, Kike Carro, el papá de Gael.

Pronto les tocará a ellos llevar al pequeño a Riazor para continuar la tradición. "Nos hizo muchísima ilusión la sorpresa que nos dio Adrián al hacer socio al bebé. Del Dépor desde la cuna", celebra la madre, que dio a luz en un momento crítico, pero a la vez felicísimo para toda la familia: "Supongo que tendrán que pasar unos añitos para que él se dé cuenta del alcance de todo esto". Jimena Pedreda Eirín, nacida el 27 de marzo, y Mariña Fernández López, que vino al mundo poco antes de que empezara el confinamiento, completan el cuarteto de carnés tramitados por el club durante el estado de alarma. Todos deportivistas desde la cuna para que la familia del Dépor siga creciendo.