Como un niño que estrena balón, peloteando en solitario contra un muro junto a la entrada principal de la ciudad deportiva, pero con guantes y mascarilla. Así esperó Eneko Bóveda, el más madrugador de la plantilla del Dépor, a que le abrieran las puertas. Las de Abegondo, y las del fútbol. Desde el 13 de marzo no pisaban el césped los jugadores blanquiazules. Mucho tiempo sin hacer lo que más les gusta. Por eso para todos fue "una liberación" regresar a los terrenos de juego, como luego explicó el preparador físico, Manuel Pombo. Un primer paso hacia la nueva normalidad, aunque con muchas y numerosas restricciones para cumplir con el estricto protocolo de LaLiga para el regreso a los entrenamientos.

La plantilla trabajó por la mañana dividida en dos grupos, primero doce futbolistas -Bóveda, Luis Ruiz, Sabin Merino, Aketxe, Beauvue, David Simón, Gaku, Peru, Valle, Çolak, Álex y Vicente- y luego otros doce -Keko, Mollejo, Montero, Vallejo, Christian, Koné, Salva, Uche, Mujaid, Gandoy, Valín y Juan Rodríguez-, más Abdoulaye Ba, el último en salir a los campos para ejercitarse. Por la tarde fue el turno de los porteros, aunque sin Jovanovic, con permiso tras su reciente paternidad.

Para las diferentes tareas individualizadas los futbolistas formaron dúos, siempre manteniendo la distancia de seguridad. Estuvieron distribuidos en los tres primeros campos de Abegondo para que no coincidieran más de seis en cada terreno de juego, según lo pautado en el protocolo de LaLiga. Todos los jugadores dieron negativo en los test del coronavirus, por lo que están a disposición de Fernando Vázquez. La única baja a día de hoy es Michele Somma, que sigue recuperándose de su lesión de rodilla.

El técnico de Castrofeito estaba ansioso por volver y lo hace cargado de energía por completar con éxito su misión de salvar al Dépor. De momento, delega en sus ayudantes en esta primera fase de preparación física, aunque siguió la jornada de ayer sobre el césped y aprovechó para mantener breves conversaciones, por ejemplo con Álex, Vicente y Beauvue, en el primer turno, o con Christian, en el segundo.

Por ahora, no hay charlas colectivas. Primero, porque es imposible por el protocolo de LaLiga. Y segundo, porque lo que toca en esta primera fase es, sobre todo, ponerse en forma. Solo el doctor Carlos Lariño, desde lejos, lanzó un efusivo grito de ánimo que se escuchó en toda la ciudad deportiva: "¡Venga, chavales, que ya estamos!".

Vázquez caminó mucho de un campo a otro y estuvo en un segundo plano porque sobre todo fue su mano derecha, Manuel Pombo, quien formó los grupos y explicó las tareas sobre el césped con la colaboración del readaptador, Fran Molano. También visitó Abegondo y charló con Vázquez el asesor deportivo del consejo, Richard Barral.

Los jugadores ya tocaron balón de manera individualizada, pero sin pasárselo entre ellos. Para practicar la técnica de golpeo, usaron como frontón mesas de madera tumbadas en los laterales del campo 2. Los futbolistas se marcharon como llegaron, sin pasar por los vestuarios, directamente del campo al coche para volver a sus domicilios sin cambiarse de ropa, cada uno con una bolsa con la equipación limpia para la siguiente sesión.

Tras la jornada matinal, Pombo se mostró satisfecho. "Los jugadores han llegado en un estado muy bueno, mucho mejor de lo que podía esperarse, ya que han modificado su estilo de vida y han estado en casa sin hacer su actividad normal, simplemente los entrenamientos que teníamos pautados", explicó en una rueda de prensa virtual. A su juicio, lo principal ahora no es solo "poner el equipo a tope" para competir, sino también evitar lesiones.

Hoy, visita del inspector

Esta mañana, también desde las 09.30 horas, y ya con la presencia del inspector de LaLiga, los jugadores blanquiazules vuelven a ejercitarse por turnos en Abegondo. El domingo habrá descanso.