"Me costaba dormir, cosa extraña en m", escribía Lendoiro sobre los días previos al 19 de mayo de 2000 en el capítulo en el que plasmó sus recuerdos del título de Liga para 110% Blanquiazul, el coleccionable histórico que editó LA OPINIÓN en 2016. Ese malestar nocturno tenía que ver con 1994. "Soñaba con las primas del Barça, que nos perseguía otra vez, primero con el Valencia, después con lo de Rivaldo y ahora con los periquitos... y veía agazapado carcajeándose a Joan Gaspart contándole al oído a José Luis Núñez sabía Dios qué maldad... Se me aparecía González como un fantasma y me hacía un espectacular corte de manga que me traía a la memoria el famoso penalti de Djukic... Me acribillaban los mosquitos", relataba.

Recordaba que "la llegada del autocar del equipo a la altura del Playa Club fue inenarrable" y que "la afición estaba lanzada por la Curva Mágica y empujaba a Víctor a golpear con maestría un córner y a Donato a adelantarse a la defensa". 1-0. "La grada se venía abajo", rememoraba para ya con el segundo ahondar en sus miedos: "La rata está en la lata', pensaba la afición, pero yo sufrí hasta el minuto 90".

Final, estallido y fiesta

Del rugido por el final al alivio y el atropello de los festejos con "los rubios Djalminha, Makaay..." por el palco. Más tarde, llegó la "memorable" salida del estadio en el autocar descapotable, que calificaba como una "Cabalgata de Reyes", que les llevó a Cuatro Caminos. "Éramos muchísimos los que sabíamos que estábamos asistiendo a la mayor celebración de la ciudad desde el triunfo de María Pita", razonaba.

Llegó la fiesta, esas canciones a dúo con Pepe Domingo Castaño, también el recuerdo para sus padres "que no lo habían podido disfrutar". Todo para acabar tatareando: "Cómo me voy a olvidar que el Deportivo ganó la Liga...".