El consejero Miguel Otero se desmarcó ayer del resto de la directiva sobre la venta del club a Abanca y reclamó mayor "transparencia" acerca de un proceso que está a expensas de materializarse en un junta extraordinaria de accionistas que ya se debía hacer celebrado y que la crisis del coronavirus obligó a aplazar. El que fuera presidente de la Federación de Peñas y también consejero del Lugo se aparta así de la corriente hasta ahora unánime dentro del órgano de gobierno blanquiazul que encabeza Fernando Vidal mediante una decisión individual que desveló ayer, un día después del 20 aniversario del título de Liga, mediante una carta pública. La entidad blanquiazul no se pronunció ayer de manera oficial sobre la postura del consejero,

Otero, alineado al principio con el acuerdo de capitalización de deuda con el que Vidal accedió a la presidencia, exige ahora mayor "transparencia" sobre los términos de una operación que ya no ve tan clara y por la que incluso desliza alguna crítica hacia la entidad financiera que tomará las riendas del club en cuanto lo aprueben los socios. "Estamos a pocas semanas de que se materialice la venta del club a una entidad bancaria y la preocupación se palpa en el ambiente", indicó el consejero en su comunicado de ayer.

Argumenta Otero que existe "nerviosismo" en una parte del deportivismo como consecuencia de las decisiones que se han adoptado en las últimas semanas dentro del club. El todavía miembro de la directiva menciona varios motivos para la incertidumbre: la disolución "el pasado 24 de marzo" de una comisión económica creada bajo su tutela para "analizar las cuentas del club", las dimisiones "en pleno confinamiento" de destacados ejecutivos del club, la falta de información que a su juicio existe alrededor de un proceso que no tendrá "marcha atrás" y las incógnitas sobre el futuro del Deportivo y su continuidad en la propia ciudad.

"Como consejero y administrador del club, orgulloso de mi corazón azul y blanco, me pregunto: ¿Qué resuelve la capitalización o venta del Deportivo a diez años vista? A la vista de las cuentas, ¿no será mejor vender otro activo del club en lugar del propio club? ¿No estaremos malvendiendo la vaca para mañana tener que comprar la leche", expuso en su comunicado Miguel Otero.

El consejero defiende que su cambio de parecer con respecto al acuerdo con Abanca parte del análisis que ha llevado a cabo de las cuentas en las últimas semanas. A partir de él, ya no está tan convencido de que la capitalización que hasta la fecha defendía el consejo sin fisuras y que permitirá convertir 35 millones de la deuda en acciones sea la mejor solución a los problemas del club. Entiende Otero que las obligaciones de pago han cambiado y que modificar la gestión sería una estrategia más eficaz.

El que fuera responsable de las peñas, escogido consejero en la asamblea del pasado mes de enero dentro de la candidatura encabezada por Vidal con más de 40.000 apoyos, sostiene que la masa social deportivista debería disponer de toda la información relativa a un proceso que marcará el futuro de la entidad. Sostiene que el acuerdo debería ser expuesto con "luz y taquígrafos" para que los socios decidan si es la opción adecuada. "A ver si va a resultar que el RCD no está tan escarallado y nos lo quitan de los fuciños", indicó en referencia a las palabras del presidente de Abanca, Juan Carlos Escotet, durante la presentación del acuerdo de capitalización. "Nunca habíamos visto una empresa tan escarallada", asegurara el financiero.

En aquel acto celebrado en enero, unos días antes incluso de que Vidal fuera elegido presidente, estaba presente Otero. Era la gran baza del actual consejo para obtener el respaldo de los accionistas y ahora, cuatro meses y medio después, uno de sus integrantes se desmarca de una decisión que modificará por completo la manera en la que hasta la fecha se ha entendido el Deportivo.

El club abandonará el "capitalismo popular" que lo convirtió en una anomalía dentro del panorama futbolístico español para abrazar un dueño mayoritario. De la propiedad fragmentada en miles de pequeños accionistas se pasará al control por parte de un único socio a través de una operación fraguada en un momento de mucha incertidumbre, con la posibilidad real de un descenso a Segunda División B y unas obligaciones de deuda inasumibles en ese contexto.

Miguel Otero se había destacado anteriormente a enrolarse en la directiva de Vidal y aceptar el acuerdo con Abanca -todos los consejeros lo hicieron mediante un documento en el que se comprometieron a votar a favor en la junta- como un firme defensor de la estructura tradicional en el accionariado del club y acusó al expresidente Tino Fernández de intentar hacerse con el control de la entidad mediante la compra de acciones. El giro hacia posiciones contrarias al acuerdo le deja en una situación incómoda frente al resto del consejo, convencido de que la capitalización de la deuda es la mejor manera de asegurar la viabilidad del club.

Otero, que también figura dentro del club como administrador de las Deportiendas, no tiene pensado dimitir de su cargo a pesar de que haya puesto de manifiesto una importante discrepancia dentro del consejo. Está por ver de qué manera se ven afectadas sus atribuciones en las próximas semanas dado el desacuerdo público que ha dejado el comunicado del expresidente de la Federación de Peñas.

Estas diferencias suponen además otra grieta dentro del órgano de gobierno del club después de la dimisión del director general, José González-Dans, para afrontar otros retos profesionales.