Después de tanto tiempo parados y de haber hecho una pequeña pretemporada, empieza una competición nueva, con once partidos que son diferentes y en una atmósfera completamente nueva en la que puede pasar de todo. Es una gran incógnita cómo van a rendir los equipos en esta situación en la que ningún club se ha encontrado antes. Los campos serán distintos sin gente y van a ser encuentros muy seguidos. Los primeros dos o tres marcarán la tendencia de aquí al final.

La situación del Dépor es sorpresiva. Es un equipo distinto al de la primera vuelta por la llegada de Fernando Vázquez y por los fichajes de invierno. Tiene el gran hándicap de jugar sin público. Con Riazor lleno iba a sacar puntos, seguro, y ahora cambia el panorama. Me parece muy importante, cuando la situación está mal, tener a jugadores como Álex, que siempre van a hacer todo lo posible por el bien del equipo. Más que futbolistas brillantes o desequilibrantes, necesitas jugadores así, que sumen y ayuden a salir de ahí. Y luego el Dépor tiene calidad con gente como Mollejo, muy joven pero llamado a ser importante para el futuro.

El principal problema del Sporting es la falta de velocidad en todas las líneas. Hoy en día en el fútbol es difícil hacer daño si no eres vertical. Es un equipo que defiende bien y que no se rompe pero que le cuesta hacer peligro aunque tenga jugadores de nivel porque le falta velocidad por bandas y arriba. Con Djukic es un Sporting más compacto e intenta tener más el balón. Los puntas por sí mismos no generan mucho peligro. Ofensivamente le cuesta, aunque Murilo llegó en enero y está resultando bien porque es creativo, desborda en el uno contra uno y saca centros.

Soy sportinguista pero le tengo muchísimo cariño a todos los equipos en los que jugué, porque siempre me he involucrado y me han tratado bien. No digo que quiero que pierda el Sporting, pero no creo que pelee por ascender, y si gana el Deportivo y le sirve para salvarse, pues más necesitado está el Dépor.