Merchy y Juan nunca habían pasado tanto tiempo sin ver a su hijo. Más de un mes, desde el 5 de mayo. Ellos en Ponteareas y su chaval en A Coruña. Provincias distintas, así que tenían prohibido viajar hasta la entrada de Galicia en fase 3. Por fin esta semana se reencontraron en Riazor, cerca del colegio Hogar de Santa Margarita, donde el chico estudia y reside. Mucha emoción por ver de nuevo a su "niño" de 18 años, el central deportivista Juan Rodríguez, quien últimamente recibe más mimos de Fernando Vázquez, su padrino futbolístico. "Se preocupa de él, está encima e incluso se queda con él al acabar de entrenar", relata el padre. "Y del tema de los estudios también está muy pendiente", añade Merchy.

No tener cerca a su hijo es duro -"después de un mes, lo echábamos mucho de menos"- pero al mismo tiempo están felices al comprobar cómo está disfrutando con el primer equipo del Deportivo. "Está muy contento, encantado -relata la madre-. Es un niño muy humilde, con los pies en la tierra y nosotros siempre le quitamos importancia a todo. No es un niño que se crea más que nadie por estar donde está". "Nunca se le subió nada a la cabeza -certifica el padre-. Obviamente tiene toda la ilusión del mundo por debutar, decir que no sería una mentira y una falta de ambición, pero si no juega, que es lo normal, te digo yo que no pasa nada. Mi mujer y yo pensamos lo mismo, que es una experiencia bonita, que tiene que disfrutarla y lo que tenga que venir, ya vendrá".

Coruñés "de Os Mallos, de la calle San Vicente" y gran hincha del Deportivo, Juan Rodríguez padre se emociona al imaginarse a su hijo compitiendo en Riazor de blanquiazul: "Solo de pensarlo casi lloro". Lágrimas de alegría, no de tristeza como las que derramó en 1994 en el estadio, "cuando el penalti de Djukic". Ya vivía en Vigo entonces. Tuvo que mudarse en 1990 por el traslado laboral de su padre y allí conoció a Merchy: "También estuve en el Bernabéu en la final de Copa del 95, que fue cuando mi mujer y yo digamos que empezábamos a salir en serio. Vi el gol de Donato en el campo el día de la Liga. Fui socio del Dépor muchos años y viajé con el equipo mucho". En 2002 tenía "la entrada en el bolsillo" para volver al Bernabéu a la final del Centenariazo, pero un bebé, el suyo, se lo impidió. "Juan nació el 1 de marzo y la final fue el día 6. A mi mujer le hicieron cesárea. Ella me decía: vete igual, pero imagínate si los dejo a los dos en el hospital y me voy a ver la final? Mis amigos fueron y me llamaban por el móvil".

Juan, de niño, entre Valerón y Laure, con el once inicial del Dépor.

Instalados en Ponteareas desde 1999, de allí es su único hijo, también del Dépor "desde la cuna" pese a haber venido al mundo en un hospital vigués. "El chaval nació así, deportivista", bromea el papá. "No le hagas caso -interrumpe la madre con una sonrisa-. Fue el padre, que desde pequeño le inculcó Dépor, Dépor, Dépor y punto". "Aún no andaba y ya le pusimos la bufanda y la camiseta. Con 4 años le hicimos las primeras fotos con el equipo", relata Juan, orgulloso de haber sabido contagiar a su hijo esa gran afición: "Lo mamó desde pequeño".

Por eso cuando brilló en el Coruxo no quiso escuchar ninguna otra oferta, solo la del Deportivo. Su sueño, cada vez más próximo, siempre ha sido jugar algún día en Riazor. Para cumplirlo trabaja con ahínco cada día, sin olvidarse de su formación. Aprobó segundo de Bachillerato y en julio se presentará a la ABAU para poder matricularse en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. Mientras, sigue creciendo a diario con la primera plantilla del Dépor. Le queda otro año más de contrato y el club ya ha iniciado los contactos para ampliarlo, un asunto que Richard Barral abordará con el nuevo -y primer- representante de Juan Rodríguez, el exfutbolista Iago Bouzón.