Del capitalismo popular al arraigo de los nuevos dueños. El Deportivo del capital atomizado camina hacia un cambio accionarial que convertirá, si así lo aprueban sus acciones en una futura junta, a Abanca en el accionista mayoritario de una SAD que desde 1992 ha conseguido captar a más de 25.000 pequeños inversores. La entidad bancaria pasará de máxima acreedora a dueña, algo que obliga a replantear el convenio de uso de Riazor que firmaron el Concello y el club en el año 2000, tres meses después de la consecución del título de Liga. Esta modificación accionarial aboca a revisar aquel documento, rubricado en su día por Augusto César Lendoiro y Francisco Vázquez, que recogía como causa de rescisión que "el vigente sistema del accionariado del Deportivo sea objeto de modificación dando lugar a la existencia de un accionista o grupo de accionistas mayoritarios".

Según fuentes municipales, el Concello está abierto a revisar lo firmado para adaptarlo a la nueva realidad accionarial del club blanquiazul, pero supedita la vigencia de las actuales condiciones del convenio y, por tanto, del préstamo gratuito de las instalaciones hasta 2025 a que los máximos accionistas tengan una "vinculación con la ciudad" y que la sede de su principal accionista esté en A Coruña o su área de influencia, un criterio que cumple Abanca, con domicilio social en Betanzos e inscrita en el Registro Mercantil de A Coruña. Esa vinculación, además, debe ser, según estas fuentes, tradicional y consolidada en el tiempo, lo que dejaría fuera a sociedades o inversores de nueva implantación en la ciudad.

La alcaldesa, Inés Rey, reconoció ayer que "estudian" cómo será ese nuevo acuerdo, sin querer entrar en más detalles., en los que sí abundaron otras fuentes municipales. De hecho, ya se han producido las primeras conversaciones con el actual consejo de administración del Deportivo, en las que también ha participado Juan Carlos Rodríguez Cebrián, asesor de Fernando Vidal desde su llegada al club y persona clave en el acuerdo con Abanca.

La idea del club es dejar encauzado este nuevo marco de entendimiento antes de la junta de accionistas, pospuesta en marzo por la crisis sanitaria derivada del Covid-19, en la que Abanca se puede convertir en el máximo accionista del Deportivo. El Gobierno local, según fuentes municipales, aboga por mantener abiertos los contactos, pero respetando los tiempos que marque el Deportivo para la asamblea de accionistas y esperando a tomar una decisión una vez que ésta se celebre.

La inquietud de que el estadio siguiese siendo la casa blanquiazul de manera gratuita, más allá del cambio accionarial, no es nueva, ya que los contactos tuvieron lugar incluso antes, en la era Francisco Martínez Zas, por la búsqueda de inversores y de nuevas vías de financiación que emprendió el anterior consejo de administración.

Esta negociación no supone, ni mucho menos, el primer cambio que tienen que afrontar el Deportivo y el Concello del acuerdo suscrito en 2000. Hace tres años, con motivo de la reforma del estadio de Riazor, ambas partes firmaron una adenda al convenio de principios de siglo por la que el Concello afrontaba la sustitución de las antiguas cubierta y su mantenimiento posterior y el Dépor adquiría, entre otros compromisos, asumir la reforma exterior del estadio, un proyecto que quedó parado por el descenso a Segunda y las estrecheces económicas.

De manera paralela y en las mismas fechas, Tino Fernández abordó con el Concello la posibilidad de ponerle un apellido al nombre del estadio para explorar la vía del naming y generar así ingresos extraordinarios. Entonces, el deseo del Dépor necesitaba una autorización del consistorio, ya que el punto 5A del anexo del acuerdo del 2000 recogía que "las instalaciones objeto de este convenio mantendrán el nombre de 'Estadio Municipal de Riazor', siendo competente para la modificación del mismo única y exclusivamente el Ayuntamiento". Lo obtuvo y, días después, Tino Fernández y Juan Carlos Escotet anunciaban el acuerdo entre Abanca y el Dépor que suponía la concesión de un crédito de 45 millones para el pago de la deuda con Hacienda y el patrocinio de la entidad bancaria del nombre del estadio. Nacía el Abanca Riazor. Tres años después el Dépor, la entidad bancaria y el Concello buscan otra vez adaptarse a una nueva realidad.