Cuando solo le quedaba un dedo por encima del agua, Sabin Merino se inventó una chilena imposible, sorprendente para Lunin y salvadora para el Depor. Una de las peores versiones coruñesas de la temporada (y no era fácil aspirar a algo así) se pasó en el primer acto por el Tartiere ante un Oviedo que lo aniquiló casi sin querer y pidiendo permiso. Un naufragio modo Titanic en toda regla. Finalmente, el punto y la forma en la que se consiguió el empate no es, ni mucho menos, menor para el Dépor porque permite ganar el goalaverage, evita que se escape el Oviedo y enseña, con un componente de azar, un camino que ahora mismo parece ser el que mejor encaja al equipo, el de la defensa de cuatro. Como casi siempre esta temporada, el Dépor gana un punto y tiempo, mientras sobrevive. A estas alturas, no debería estar en esta tesitura, pero la realidad es apabullante, casi tanto como sus carencias.

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El Dépor saca un empate de su visita a Oviedo: 2-2

Tres goles, un penalti fallado... El Dépor fue capaz en la primera parte de conseguir que pasasen muchas cosas y ninguna a la vez. Fue un equipo transparente y nocivo para sí mismo al caer en múltiples errores, muchos de ellos protagonizados por Ba, y al desentenderse de la pelota. Nada nuevo en ese proceso de involución que, por momentos, vive. Estaba en el Tartiere porque así lo marcaba Tebas, porque había que estar. No había rastro de vida inteligente en su juego. Ese contexto hizo florecer poco a poco, al ralentí, a un grupo también tocado, como es el del Oviedo. Acabó dominando el juego y masacrando al Dépor porque era imposible no aceptar tal invitación. Entre tantas errores, tantos jugadores desaparecidos en combate y tal ausencia de patrón de juego, cualquiera se animaba y más en sus dominios, aunque en el fútbol de hoy en día se parezcan muy poco a lo que deberían ser.

El equipo de Vázquez era cada vez más pequeño y así llegó el primer tanto a placer de Ortuño. Pocas veces estará tan solo y rematará tan plácidamente un balón al área. 1-0, sin despeinarse. Al Dépor no le quedó más remedio que intentar atacar, aunque seguía siendo un grupo en inferioridad en muchas zonas del campo, largo... Es difícil saber por dónde empezar para explicar todos los errores en los que incurría. Sabin Merino y Beauvue, desaprovechados.

Aun así, el conjunto coruñés se encontró con un obsequió, con un penalti de la nada. Lo cazó en un saque de esquina porque no había otra forma de conociese los dominios de Lunin. Emre Çolak, para redondear su nivel justito y esa sensación de desconexión de las últimas semanas, falló la pena máxima ante un especialista como Lunin. Y no es el primero que yerra el turco en sus dos etapas en A Coruña. Todo lo que podía salir mal, salía peor.

Unos minutos después se volvía a comprobar que, a una situación comprometida, Ba era capaz de ofrecer la misma solución de sus dos primeros partidos con el Dépor: un error. Fallo en el pase, mala corrección y falta a destiempo. El lanzamiento de Bárcenas desde la frontal encontró la mano blanda de Dani Giménez. 2-0, el naufragio era total. Un genialidad en forma de chilena de Sabin Merino le rescataba antes del descanso y ponía el 2-1 en el luminoso.

Más allá de cualquier pócima táctica, el tanto del vasco había sido agua bendita para el Dépor. También la decisión de Fernando Vázquez de volver a la defensa del cuatro. En teoría, dejaba al equipo más descubierto, peroes indudable que se le vio más cómodo y con una ocupación más racional del terreno del juego. Keko y Mollejo eran los encargados de acompañar a Çolak, Sabin quedaba en punta. A pesar del paso al frente para atacar mejor en jugada, el 2-2 llegó a balón parado y, en este caso, en otro regalo oventense. El ejecutor a placer fue Peru Nolaskoain. Quedaba media hora y un partido nuevo para el Dépor que un minuto antes ya había tirado de Aketxe para oxigenar su ataque. La duda era qué versión ofrecería. ¿La del primer tiempo o la del segundo?

La realidad es que no fue ni una ni la otra. El viento a favor del 2-2 le duró poco a los coruñeses, pero sí es cierto que se les notaba más cómodos sobre el terreno de juego. Ziganda habia decidido cambiar pronto su guardia en ataque y sus hombres notaron casi de inmediato ese frescor. Poco a poco fueron ganando terreno los locales, como en la primera parte. Y así llegaron las ocasiones de Borja Sánchez y Sangalli, mientras el Dépor se empequeñecía, aunque no a los esperpénticos niveles de la primera parte.

Los últimos minutos solo sirvieron para darle bolas extra al Oviedo en forma de faltas laterales y frontales. Todo deportivismo ya pensaba en que quizás el karma le tenía reservado un disgusto después del gol en el descuento de Christian Santos en la primera vuelta. No hubo ese sobresalto, pero es imposible que el miedo se vaya del cuerpo de cualqiuer seguidor. Este Dépor debería ir a estas alturas con un rumbo más firme, pero no deja de zozobrar.

FICHA TÉCNICA (Oviedo-Deportivo, 2-2)

Real Oviedo: Lunin; Lucas, Carlos Hernández, Arribas, Mossa; Luismi, Tejera (Obeng, m. 93) ; Sangalli, Borja S. (Jimmy, m. 73), Bárcenas (Ibra, m. 61) y Ortuño (Rodri, m. 63)

Deportivo: Dani Giménez; David Simón, Peru Nolaskoain, Abdoulaye Ba (Keko Gontán, m. 46), Mujaid, Salva Ruiz (Luis Ruiz, m. 72); Emre Çolak (Aketxe, m. 57), Álex Bergantiños, Gaku (Agbo, m. 57); Beauvue (Mollejo, m. 46) y Sabin Merino.

Goles: 1-0 M. 26: Ortuño; 2-0 M. 45: Bárcenas; 2-1 M. 48: Sabin Merino; 2-2 M. 59: Peru Nolaskoain.

Árbitro: De la Fuente Ramos Óliver (Colegio castellano leonés). Amonestó a Tejera (77'), Mossa (82') y Bolaño (93') en el Real Oviedo y Abdoulaye Ba (43') y Keko Gontán (92') en el Deportivo.

Incidencias: Partido correspondiente a la 33ª jornada de Liga disputado en el Carlos Tartiere (Oviedo) a puerta cerrada.